Cómo vamos a comprar en las grandes superficies

En el Centro Comercial Artea se comprobará la disposición, en el suelo, de varios felpudos bañados en gel hidroalcohólico pensados para desinfectar las suelas de los zapatos. En Max Center, los ascensores únicamente los podrá utilizar solo o con su familia, como en el establecimiento Zubiarte de Bilbao. En el parking de Leroy Merlin, un centro donde la compra online se ha incrementado «un 600% desde el comienzo del estado de alarma», tendrá que aparcar en plazas alternas para garantizar las medidas de distanciamiento. Uno sí, uno no.

Y en El Corte Inglés, que desde el 18 de mayo tiene abiertos 400 metros cuadrados en la planta baja, los controles de higiene y seguridad serán exhaustivos. Un empleado controlará el acceso a los probadores y no se permitirá que nadie se prueba ropa en el probador contiguo para así respetar los dos metros de separación. Cada vez que un cliente salga de ellos, se limpiará la zona utilizada.

Para probarse sombreros y zapatos deberá utilizar fundas desechables y las prendas que se lleve a los probadores y no adquiera, al igual que las que devuelva en el mostrador, serán sometidas a un proceso de higienización doble que pasa por la exposición a luz ultravioleta y el planchado a vapor. Las bolsas en las que se lleven los productos para su devolución serán destruidas y las perchas higienizadas. Si toca una joya o unas gafas de sol, los empleados las limpiarán al momento. Y si necesita ir al baño, una persona procederá a higienizar el aseo cada vez que se utilice. Personal de seguridad realizará «un conteo» de los clientes por planta y podrá establecer límites de acceso si fuera necesario.

Dado que la pandemia se ha atenuado, es decir, que los niveles de contagios por el coronavirus continúan su caída, el País Vasco entra el lunes en la fase 2 de la senda hacia la nueva normalidad. Las restricciones se rebajan y las grandes superficies comerciales, que de estar hasta la bandera en los últimos dos meses no han visto un alma en sus pasillos, abren con unas pautas, empezando por lo más evidente, el aforo reducido al 30% -el 40% en sus tiendas-, para evitar aglomeraciones en las zonas comunes y poder gestionar bien las colas. Hasta ahora, únicamente han estado abiertas para el acceso a hipermercados, supermercados, farmacias u otros negocios considerados esenciales.

Pero, durante este tiempo, los propietarios de este tipo de establecimientos han elaborado también unos protocolos propios de higiene que incluyen planos de recorrido, primero para extender una capa de seguridad hacia los clientes en el acceso y tránsito por el inmueble, y ahora que afrontan la reapertura, para que los usuarios vuelvan a realizar sus compras en ellos sin miedo. En mente tienen recuperar cuanto antes la factura perdida tras permanecer dos meses en el dique seco. Porque cada día con la persiana bajada es un agujero para el comercio. A la espera de obtener la factura global, algunos sectores ya comienzan a hacer cálculos sobre las cantidades extraviadas con el coronavirus y el cierre decretado con el estado de alarma. En el caso de las grandes superficies las pérdidas alcanzan los 3.000 millones de euros al mes. «O lo que es lo mismo, 750 millones por cada semana», explica Eduardo Ceballos, presidente de la Asociación Española de Centros y Parques Comerciale s (AECC).

«En función de la recuperación de la confianza y la seguridad del cliente, esperamos ir retomando el tono y recobrando la normalidad lo antes posible», advierte Carmelo Lezana, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de El Corte Inglés en Euskadi. Enrique Echeverría, gerente en el Centro Comercial Artea, ubicado en Leioa, apunta que «hay medidas de higiene y seguridad visibles para el cliente, como el precintado de las zonas de descanso y de las tablets en la entrada o la disposición de geles en varios puntos, y otras no tanto, pero el trabajo ha sido minucioso. Incluso antes del famoso decreto del 14 de marzo ya habíamos tomado algunas». María Santamarina, gerente de Ballonti, ha supervisado esta semana una limpieza nocturna y «a conciencia» del establecimiento. «Se han desplegado siete equipos provistos de maquinaria específica por escaleras mecánicas, baños, ascensores y todos los rincones», indica.

Raquel Conejo, directora del Centro Comercial Zubiarte, gestionado, como el anterior, por CBRE, comprobaba el viernes la disposición de la cartelería informativa en los accesos, cuyas puertas estarán abiertas de par en par para que los usuarios no tengan que tocar barandillas y marcos. «La limpieza de pomos, manillas, pasamanos, botoneras de ascensores y cajeros automáticos» han tenido en este establecimiento una dedicación específica, recuerda. En Max Center se han reforzado «las rutinas de limpieza de los sistemas de ventilación y equipos de aire acondicionado».

«Somos positivos y creemos que el plan de reapertura que hemos diseñado nos permitirá apoyar a todos los comerciantes y demostrar a los visitantes que este centro cuenta con espacios seguros y cómodos para ellos», subrayan. «Estoy muy ilusionada ante la reapertura de la tienda», sostiene Jessica Lamas, directora de IKEA Barakaldo, donde los empleados han recibido formación en prevención y riesgos laborales asociados al Covid-19.