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El dispositivo especial de seguridad de Santo Tomás fue abundante, aunque solo resultó aparatoso en los accesos al recinto ferial, por las calles Navarra, Ribera y Sendeja desde la plaza Erkoreka. En estos puntos, vehículos de Ertzaintza y Policía Municipal, aparcados en cuña o ... escalonados para impedir el paso de automóviles descontrolados, cerraban el paso. Grandes jardineras colocadas en los puntos adecuados obligaban a los vehículos que pasaban con la supervisión de los agentes a circular en zig-zag. En Sendeja se podía apreciar el elemento más llamativo de todo el sistema: una extraña valla amarilla instalada en la calzada.
Se trataba de una defensa Haltbrac, una barrera antivehículos diseñada para impedir ataques terroristas y que puede parar hasta un gran camión, por rápido que circule. Al recibir el impacto, la defensa, que es metálica, se clava al suelo e inmoviliza el vehículo atacante, cuya parte delantera aprisiona. Como nada parecido a esto sucedió, afortunadamente, la gente solo se fijó en que la Policía había instalado una valla amarilla rara.
28 personas fueron atendidas por los servicios sanitarios en el puesto de asistencia inmediata que se había establecido en El Arenal, según recogía el último balance del multitudinario mercado de Santo Tomás al término de la jornada.
Traslados a Basurto. Dieciséis personas fueron asistidas por enfermedad mientras que cuatro recibieron atención por traumatismos y otras cuatro por heridas. De todas ellas, siete tuvieron que ser trasladadas al hospital de Basurto, aunque ninguna en estado grave. A las 20.30 horas no se había atendido a nadie ni por agresiones ni por intoxicaciones.
Sin detenidos. En los Tinglados, la Policía Municipal abrió también durante todo el día una oficina móvil, junto a un puesto de mando avanzado de los bomberos. Siempre según el primer balance provisional, la Policía Municipal cursó cinco denuncias por robo de móviles y una por la sustracción de un bolso. Otras cinco denuncias fueron cursadas por pérdida de documentación.
En estos tres puntos de acceso también se podía ver a algún que otro agente de la Ertzaintza armado con subfusil. Por lo demás, lo que el público pudo apreciar se ajustó como un guante a lo que había avanzado el concejal Tomás del Hierro el pasado miércoles. «Habrá un número abundante de patrullas uniformadas y agentes no uniformados» patrullando por el recinto ferial, dijo el edil de Seguridad. Su objetivo era prevenir robos de carteras y móviles -los más habituales en estos casos- y evitar peleas o altercados generados por la ingesta demasiado entusiasta de alcohol.
Lo anunciado por Del Hierro se cumplió y hubo abundancia de agentes. Por lo menos en cuanto a los de uniforme. Tanto de la Ertzaintza como de la Policía Municipal, se dejaron ver desde primera hora de la mañana, moviéndose entre la gente por parejas o en grupos de cuatro. Visibles pero discretos, había que fijarse o desatender el talo con chorizo y ser bastante mirón para darse cuenta de que aquí ayudaban a un anciano desorientado, mientras más allá, en el Puente de Arenal, identificaban a un vendedor irregular o, cerca del Arriaga, acudían atraídos por los lloros de una niña, a ver qué pasaba (nada, solo se había llevado un susto). Estos agentes contaban con el refuerzo de otros muchos de paisano, cuyos movimientos resultaron mucho menos visibles por muy cotilla que fuese el observador.
El área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Bilbao no toma fiesta por Santo Tomás. Ayer, cuatro técnicos municipales revisaron a primera hora los 167 establecimientos repartidos por la feria. En ninguno detectaron infracciones reseñables, por lo que ayer la concejal del área, Yolanda Díez, felicitó a los productores y hosteleros implicados. «Está todo en perfectas condiciones», señaló la edil, que recordó que también se mantiene el control habitual sobre los locales permanentes.
La revisión llevada a cabo ayer remata el trabajo que el personal del área ya venía realizando de manera previa, junto a otros dos veterinarios, para controlar el producto puesto a la venta a través de las memorias sanitarias. «Antes ya nos han enviado la documentación y hemos revisado que cumplen todas las condiciones. La labor de hoy -por ayer- trata de verificar que realmente hacen lo que dicen, y dicen lo que hacen, y de ver si existe alguna incidencia de la que no se nos hubiera informado», explicó la jefa del negociado de Inspección de Mercados, Miren Garai.
En el caso de los puestos de venta se controlaron aspectos como el etiquetado o la presencia de frío para los productos que lo requieran.
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