Un tren de Cercanías, con un llamativo grafiti en su carrocería, descansa en una de las vías de Abando. J. García

El uso de un producto tóxico impide la limpieza de grafitis en los trenes de Renfe desde mayo

La compañía dice que va a utilizar «detergentes ecológicos» a partir de ahora y que la flota de Cercanías de Bilbao lucirá impecable «en enero»

Lunes, 30 de diciembre 2024, 00:54

Los trenes de Renfe en el núcleo de Cercanías de Bilbao han estado en las últimas semanas más sucios que nunca, en lo que a su imagen exterior se refiere. Prácticamente ninguno de los 33 convoyes disponibles (líneas C-1, C-2 y C-3) ... ha estado libre del impacto de un grafiti en su carrocería. La compañía dejó de limpiar estas pintadas en mayo. A comienzos de septiembre, sus responsables aseguraron a EL CORREO que reactivarían estas labores de forma inminente, pero no lo hicieron.

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Ahora, más de medio año después, la compañía pública insiste en que el proceso está en marcha y que la flota lucirá «completamente limpia en enero». Pero, ¿qué ha pasado desde mayo para que no se haya actuado? ¿Sobre todo teniendo en cuenta que Renfe solía retirar de inmediato cualquier vagón que estuviera grafiteado por razones de seguridad y para evitar un efecto llamada para las personas que realizan actos vandálicos?

La respuesta tiene que ver con el uso de un producto que resulta perjudicial para las personas (en este caso para los operarios que se encargan de eliminar los grafitis) y para el medio ambiente. Al menos, así lo asegura la sociedad pública Adif, administrador de las estaciones e infraestructuras ferroviarias de titularidad estatal, en una escueta contestación enviada a este medio: «El mantenimiento y conservación del material de Renfe operadora, en el ámbito de las terminales de viajeros gestionadas por Adif, ha de estar sujeto a las medidas medioambientales necesarias para salvaguardar la salud de sus usuarios. El vertido y eliminación de los productos utilizados para la retirada de grafitis podría contravenir el cumplimiento de las normas».

En septiembre, Renfe no reconoció este problema, pese a que este periódico preguntó expresamente si había una denuncia por el tipo de sustancia que se estaba usando. La empresa afirmó entonces que empleaba detergentes «ecológicos» y «elementos de protección de instalaciones». Sí admitió que tenía una discrepancia con Adif, que se encontraba trabajando «en un procedimiento para limpieza de grafitis» y que esta situación dejaba como único lugar posible para llevar a cabo estas tareas los talleres de Ollargan. Su explicación también añadía que «por razones de operatividad» no se estaba pudiendo realizar la retirada de las pintadas.

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Los representantes de los trabajadores, por su parte, adujeron en aquel momento que se había producido un pequeño accidente en una de las vías muertas de Abando. El comité atribuyó a este percance gran parte de la responsabilidad de que los trenes no estuvieran siendo adecentados. Ahora, dos meses después, Renfe se limita a señalar que, al fin, se reactiva la limpieza y que se usarán «productos ecológicos».

646.000 euros y 208 ataques

El bombardeo de grafitis en los núcleos de Cercanías de Renfe en Euskadi genera graves perjuicios al servicio, en forma sobre todo de retrasos y cancelaciones, porque los convoyes, antes de la situación actual, eran retirados de la circulación de manera inmediata. Además supone un elevado coste para las arcas públicas. En 2022, la compañía gastó 646.000 euros en limpiar más de 4.000 metros cuadrados de pintadas. En aquel ejercicio se denunciaron 208 intrusiones por actos vandálicos en las instalaciones de la compañía estatal en el País Vasco.

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Renfe está haciendo un gran esfuerzo en combatir a los grafiteros. Desde hace un par de años emplea, incluso, drones en el núcleo de Bilbao. El Tribunal Supremo ha advertido de que pintar trenes es un delito de daños y no una falta, con lo que se puede castigar con cárcel en vez de multas.

Comienzan las catas en la estación de Abando por el TAV

Un empresa especializada en sondeos geológicos lleva varias semanas realizando una serie de catas en el aparcamiento y dentro de la estación de tren de Abando. El objetivo de estos trabajos es recopilar información que ayude a los ingenieros a definir el diseño final que tendrá la futura terminal ferroviaria, cuando el Tren de Alta Velocidad (TAV) llegue al corazón de la villa. Los sondeos han obligado a restringir algunas plazas de aparcamiento en los últimos días. Además, los especialistas también han tenido que extraer varias muestras en el interior de las instalaciones. En concreto, han perforado el andén número ocho. El desembarco del TAV permitirá soterrar las vías y redefinir el centro urbano de la capital vizcaína.

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