![El obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha presidido la misa mayor con un aforo limitado de 150 personas.](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202006/13/media/cortadas/1425395759-ke3G-U110498815232zVF-1248x770@El%20Correo.jpg)
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MANUELA DÍAZ
Sábado, 13 de junio 2020, 16:16
Numerosas personas de las tres provincias vascas se han acercado esta mañana al Parque Natural de Urkiola, en el municipio vizcaíno de Abadiño, para celebrar los primeros 'Sanantonios' en pandemia. Provistos de mascarillas y conscientes de la distancia física, muchos han llegado andando, en bicicleta o en sus vehículos. El tumulto y algarabía de otras ediciones ha dado paso a una tranquila celebración.
A las doce, el obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha presidido la misa mayor con un aforo limitado de 150 personas y con estrictas medidas de seguridad. Sin besos en el momento de la paz y guardando silencio a la hora de comulgar, ha estado acompañado del exvicario general Ángel Mari Unzueta y del exmisionero Antonio Madinabeitia, de 87 años.
Entre los asistentes a la primera salida de Iceta fuera de Bilbao para celebrar una festividad, se encontraba el durangués Jon Legorburu junto a a su familia. «Hemos venido a escuchar al Obispo en una fiesta que nunca nos perdemos por tradición». Llegadas desde Vitoria, Patricia y una amiga daban vueltas al pedrusco casamentero tras salir de la homilía. Junto a ellas Maite Urkiola, de Gernika, se encontraba con sus familiares de Etxebarria. También esta cita religiosa se ha convertido en motivo de encuentro para otra cuadrilla de Lea Artibai. «Llevábamos todo el confinamiento sin vernos y esta era la escusa, pero de los nueve que somos solo hemos venido cinco», ha admitido Gonzalo Urionabarrenetxea.
La afluencia de montañeros también se ha dejado notar. Según Aitzol, Patricia y Jon, de Vitoria, la subida a Anboto estaba «a tope». Esa afluencia se ha dejado notar en dos intervenciones de los servicios de emergencia. Un joven era porteado en camilla por un dolor en la espalda en Urkiola, mientras que un escalador tuvo que ser trasladado en helicóptero a Galdakao por una indisposición.
El Covid-19 apagó el jolgorio que se solía montar en el entorno de la basílica. Del medio centenar de casetas de baserritarras y artesanos, y la lustro feria de ganado, solo se dejaron ver tres puestos improvisados de queso, pan y repostería. «Manteniendo unas medidas de higiene y una distancia de seguridad, podíamos haber venido muchos más, no se está pensando en los vendedores ambulantes para nada y esto nos va a unir», apuntaba el del puesto de quesos.
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