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Bizkaia cerrará el año con nueve familias destrozadas. Son las de las diez personas fallecidas en accidentes de tráfico en este 2024, a las que ... se antoja necesario recordar más allá de la cifra. Las carreteras del territorio se han cobrado hasta ahora dos víctimas más que en 2023, según los últimos datos del Gobierno vasco dados a conocer este mismo martes, aunque muchas menos que en ejercicios anteriores: en 2022 fueron 18, en 2020 y 2021 perecieron 16 cada año, en 2019 alcanzaron las 22... Pero ese descenso con respecto a otros años, coinciden expertos y representantes institucionales, no puede derivar en la autocomplacencia, porque lo que puede ser un «buen año» a nivel estadístico es «el peor» para quienes han perdido a sus seres queridos. «Una única persona fallecida ya es demasiado», aseguraba la directora de Tráfico del Gobierno vasco, Estibaliz Olabarri, a mediados de noviembre con motivo del Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico.
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En ese momento eran siete las víctimas mortales en el territorio. Desde entonces, tres personas han muerto en Bizkaia, dos con cuatro días de diferencia y prácticamente en el mismo lugar, la N-637 a la altura de Larrabetzu. ¿Es un punto negro? ¿O una casualidad? Mario García, portavoz del Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN), tiene claro que en los accidentes de tráfico hay varios factores y no un único motivo. De hecho, ambos siniestros fueron muy diferentes. En el primero, el día 9, un riojano de 57 años perdió el control del camión que conducía, se salió de la vía y falleció. En el segundo, un bilbaíno de 33 años sufrió una avería y un coche, cuyo conductor dio positivo en las pruebas indiciarias de alcohol y drogas, arrolló el vehículo de la víctima, que murió a causa del fuerte impacto.
No es lo más frecuente, apunta García, que se produzcan fallecimientos en autopistas y autovías. Entre los accidentes mortales que se registran fuera de los núcleos urbanos, «en torno al 20%» suceden en vías de alta capacidad, mientras que el grueso se concentran en «carreteras convencionales». Pero en Bizkaia este año la estadística es muy distinta. Cuatro de los nueve siniestros mortales tuvieron lugar en el corredor del Txorierri y en la A-8.
Ahí entra en juego otro factor: el tráfico. «Todos los días hay un movimiento muy importante en el área periurbana», indica. En resumen, que «a más intensidad, más probabilidades». Y en ocasiones, a causa de «las precipitaciones y la humedad de la costa», las carreteras vizcaínas presentan un firme húmedo, que también «suma» a la hora de complicar la circulación.
Es en las carreteras secundarias, sobre todo, en las que ve «margen de mejora». «En este tipo de vías, suelen producirse colisiones frontales y frontolaterales y salidas de vía», matiza.
Las razones puramente humanas, en cualquier caso, son las que más influyen en la mortalidad, como «el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y drogas y las distracciones con el teléfono móvil y el 'display' de los vehículos». Insiste, no obstante, en que «no hay que caer en tópicos», porque «igual una persona que ha fallecido era muy exquisita cumpliendo la normativa y ha sido un factor externo», que puede ser «otra persona o el estado de la vía», el que ha causado el siniestro.
Y tampoco puede olvidarse, a la hora de analizar la mortalidad, el tipo de vehículo implicado. «Antes los coches eran mucho menos seguros y había más muertes», indica. De ahí que los más vulnerables sean, precisamente, quienes menos protegidos están: motoristas, ciclistas y peatones. Tráfico tiene puesto el foco en concienciar sobre el respeto a estos colectivos, y sobre el cumplimiento del reglamento que ellos también deben hacer. El año pasado, a nivel de Euskadi, supusieron casi la mitad de las víctimas mortales, cifra que en Bizkaia se redujo al 37,5% (con 3 de 8 decesos). Sin embargo, un año antes fueron un 83%, 15 de 18 víctimas. «Son los grupos en los que hay que reducir la mortalidad», apunta el representante del RACVN.
A lo largo de este 2024 no se ha hecho público ningún atropello mortal en el territorio; y tampoco han fallecido ciclistas en siniestros (murió uno al caerse de la bici tras sufrir un infarto). Pero los motoristas que han perdido la vida ascienden a tres, un tercio de los decesos. En estos casos suelen producirse «salidas de vía», tras las que «se golpean con un árbol, un guardarraíl, una piedra...» que son las que acaban provocando el fallecimiento. Y también por «colisiones con otros vehículos». «En Euskadi, sobre todo en Gipuzkoa y Bizkaia, hay un parque de motos muy grande, de los mayores de todo el Estado», puntualiza García, que de cara al próximo año insiste en que «no se puede bajar la guardia».
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