El turismo casero inunda Bizkaia

Alternativas. Aunque no se pueda salir de la comunidad, los vizcaínos han sido imaginativos en las vacaciones de Semana Santa: autocaravanas, campings, casas rurales... lo que sea

Iratxe Astui, Mirari artime, Nahikari cayado, Jon Ander Goitia y José Domínguez

Viernes, 2 de abril 2021, 01:44

Cinco familias en 'burbuja'. Abadiño

«La cosa es cambiar el chip, si haremos hasta parapente»

Ainara Biain, junto a su pareja e hijos, bromean en la sobremesa con sus vecinos de Abadiño y, al menos por estas vacaciones, también de parcela en su destino vacacional. jon ander goitia

Habituadas a viajar mucho, se han trasladado con sus caravanas al camping de Sopela y disfrutan juntas de esta Semana Santa

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Un pedacito de Abadiño disfruta estos días de la costa en Sopela. Cinco familias -lideradas por las 'jefas', Raquel Castro, Yolanda Mendikute, Andone Carracedo, ... Edurne Mendizabal y Ainara Biain- aparcaron el martes sus caravanas y furgonetas en el camping para disfrutar de estas vacaciones. Amigos y vecinos de la misma calle, los próximos días lo serán también de parcela. Y mañana, rivales. Divididos entre seguidores del Athletic y de la Real Sociedad verán la final en un proyector que pondrán en la campa.

No son pocos los vizcaínos que han tenido que redirigir su ruta después de que se hayan cerrado las 'mugas'. En el caso del camping de Sopela ya están al completo, como si fuese verano. Una situación que no vivían por estas fechas en años. Sin tantos kilómetros de carretera, las casas móviles ahora se despliegan por el territorio. Todo es echarle imaginación. «Es como estar en Castellón, pero en Bizkaia», bromean.

Habituales en coleccionar postales de diferentes destinos -alguno lleva incluso veinte años- ahora lo harán con una de casa. «La cosa es cambiar el chip y disfrutar juntos. Organizamos excursiones, vamos a la playa y en este caso hasta nos animaremos con el parapente… Y, si no, siempre nos queda la opción de descansar, estar al aire libre es una gozada», explican al unísono.

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Algo que echaban en falta. El año pasado se quedaron en casa por el confinamiento. Y vuelven a viajar más en familia que nunca. Es la primera vez que se animan a ir los cinco juntos y prometen repetir. «Somos como una burbuja. Es muy seguro porque no te mezclas con nadie, las normas son muy estrictas. Pero no se pierde el espíritu del camping, socializas desde el minuto cero, aunque desde la distancia», comentan.

Familias «a dos metros»

Con la llegada de la hora de comer, las familias van poco a poco cogiendo sitio. «Esta es una de las ventajas que tiene el camping y que nos gusta. Puedes estar sentado al lado de tus amigos y hablar con ellos respetando los dos metros», apuntan. Una charla en la que la final ya va poco a poco cogiendo aroma.

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Alfonso, Ainhoa, Lucimario y Alazne. Atxondo

«Somos vecinos del pueblo y ahora también del camping»

Las familias Cubero y Gomes junto a su tienda en Mundaka. i. a.

Montaron el miércoles su tienda en Mundaka «para desconectar, hacer rutas y jugarcon los chavales»

El camping de Portuondo, en Mundaka, ha sido la mejor opción para estas dos familias de Atxondo en esta Semana Santa marcada por la pandemia. Alfonso Cubero y su esposa, Ainhoa Villacorta, «plantaron» la tienda el pasado miércoles con la única intención de «desconectar en plena naturaleza, hacer rutas y jugar con los chavales». «Por estas fechas siempre nos movíamos por Cantabría, Asturias...», lamentaron.

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Han llegado acompañados de Lucimario Gómes y Alazne Campañón. «Es la primera vez que probamos alojarnos en un camping, animados por ellos y de momento en este se está muy a gusto», aseguraba Gómes. «Somos vecinos de pueblo y ahora también de camping», bromeaba este brasileño afincado en Durangaldea. Lucimaro y Alazne cuentan con segundas residencias en La Rioja y en Torrevieja, «pero ante la imposibilidad de desplazarnos nos conformamos con este plan alternativo».

Karmele Bilbao y Txema Redondo. Barakaldo

«Para el verano ya hemos reservado en Málaga»

En Zeanuri, Karmele y Txema han hecho la ruta de los molinos. P. urresti

Esta pareja de Barakaldo solo dejó de moverse en el cierre municipal y se han marchado estos días a Zeanuri y Zumaia

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Tiene 62 años y siempre le ha gustado ir a su aire. Y disfrutar de su tiempo libre en campo abierto. «Empecé en tienda canadiense, luego la familiar, la caravana, la mobil home y ahora la autocaravana», subraya este miembro del Club Vasco de Autocaravanas Sorbeltz. Esta semana la han pasado entre Zeanuri, «un día a Barakaldo por unos asuntos y de nuevo a la carretera hasta Zumaia». En su familia son de quemar kilómetros, «mi hijo mayor es de furgoneta pero el pequeño, en cuanto puede, nos coge las llaves». Txema y su mujer Karmele Bilbao han ido mucho a Francia, «e incluso a Alemania», aunque son más de península. Eso sí, la casa no se les cae encima. Incluso con el confinamiento provincial hacían escapadas a Balmaseda y, tras la apertura a Euskadi ya han estado en Campezo, en Álava. De cara al verano son optimistas, confían en que se quiten las restricciones y puedan bajar al sur. «Ya hemos reservado en un camping de Málaga, aunque todo con pinzas».

Iker Cabrera, por su parte, disfruta de la Semana Santa en el camping Leagi de Lekeitio, y desde que abrieron las fronteras provinciales no ha parado. «Bakio, Orio, los fines de semana a tope», asegura este vitoriano. Él, su mujer Amaia y sus hijos Luka e Izar. El chaval, de tres años ya es un experto aventurero. Con apenas unos meses, ya se estrenó en los trayectos internacionales, «y estuvimos por Croacia y Eslovenia». Y la pequeña, con apenas mes y medio, ya conocía Asturias y Extremadura. «Antes íbamos más por libre pero con los niños es mejor el camping, y más ahora que Izar empieza a gatear y nos pide espacio», bromea.

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Siempre ha preferido la opción de la caravana, pero tras el confinamiento más que nunca. «Me siento más seguro aquí dentro; tiene ruedas, pero es como mi casa, con televisión por satélite, aire acondicionado, calefacción, no nos falta de nada», asegura. Eso sí, subraya que el del caravanista no es un turismo especialmente barato, «porque te gastas un dineral en la autocaravana (entre 60.000 y 80.000 confiesa), y luego, como sales todos los fines de semana, por poco que te muevas los 60 euros no te los quita nadie, y luego todo el gasto que haces al comercio local a donde vas, porque nosotros compramos allí toda la comida y todo».

Marta Viudez, secretaria del Club Vasco de Autocaravanas Sorbeltz, subraya la excitación que hay estos días entre los aficionados a esta modalidad de turismo. En su asociación hay más de 325 inscritos, «pero en Euskadi hay muchos más practicantes y todos tenemos una alegría tremenda por poder volver a ponernos al volante para viajar». Ella asegura que esta Semana Santa «no pienso tocar la costa», porque se imagina que estará a rebosar de coches y de caravanas. Aunque tampoco se compromete con un destino en concreto. «Este tipo de turismo te permite adaptarte a las circunstancias casi al instante y, si sabes que llueve en Bizkaia, puedes ir a Álava y listo», asegura.

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Ella, «como todos», confía en que la situación mejore pronto y se eliminen las restricciones de movilidad, al menos a nivel nacional. Porque, según reconoce, el autocaravanista vasco, «es mucho de desplazarse a Castilla y León, Navarra o los Pirineos, hasta el verano poca gente va más abajo de Madrid».

Iraide Juez e Iñigo Diez. Bilbao

«Todo un descubrimiento, seguro que volveremos»

Iñaki e Iraide se alojan junto a su perra en la casa rural Arialdegi de Iurreta. E. C.

Alojada en una casa rural de Iurreta, la pareja asegura estar maravillada de los «paisajes preciosos tan cerca de Bilbao»

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Esta joven pareja de Bilbao, aunque ella reside ahora en Astrabudua. esperaba ansiosa disfrutar de la Semana Santa, pero sin planes y a expensas de las últimas restricciones de movilidad. «Hemos hecho la reserva a última hora porque hasta la semana pasada no sabíamos si podríamos salir del municipio», señalan. Optaron por reservar estancia en la casa rural Arialdegi de Iurreta entre el miércoles y esta tarde, porque ella trabaja mañana. «Nos gusta mucho el monte y nos pareció un sitio interesante. Además, viajamos con nuestra perrita Mía y es de los pocos agroturismos que permiten animales», señala.

Conocían Durangaldea «de pasada», pero están maravillados con «los paisajes preciosos que hay tan cerca de Bilbao y no conocíamos. Esto está siendo todo un descubrimiento, seguro que volveremos».

Leire, Ane, Sara y Naia. Getxo, Sopela y Berango

«Hemos decidido a sorteo pasar el día en Lekeitio»

La cuadrilla de amigas en el faro de Lekeitio. mirari artime

«El turismo interno es la única opción que nos queda para disfrutar un poco. El toque de queda no da para mucho»

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Lekeitio se ha convertido en uno de los destinos preferidos de cientos de vizcaínos que esta Semana Santa han decidido hacer turismo por el territorio. En el caso de la cuadrilla formada por Leire Bilbao, Ane San Martín, Sara Gil y Naia Arnedo -de Getxo, Sopela y Berango-, también ha influido un poco el azar.

«Cada una planteó un lugar. Además de Lekeitio, estaban Mundaka, Zarautz y Hondarribia y lo sorteamos», señalaron después de conocer el faro de Santa Catalina y antes de continuar con el plan del día, «que con el toque de queda tampoco da para mucho».

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La pandemia les ha impedido otras alternativas. «Otros años hemos ido fuera. Con los padres, al pueblo, a visitar alguna ciudad, pero ahora toca el turismo interior», señalaron. De esta manera pueden evitar aglomeraciones que no justifican, pero entienden «porque al final se colapsan los mismos sitios a los que vamos todos. No hay más opciones».

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