
Los túneles secretos de Bilbao
Bilbaínos con diptongo ·
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Las escaleras de las casas de Marzana que dan a la ría fueron acceso en el pasado y atalaya en el presente. Sirvieron, algunas lo ... siguen haciendo, para meter mercancías por la parte trasera. Pero rara es la que hoy no sirve de asiento con alma de ventana indiscreta. Y precisamente desde una de ellas, la situada frente a la iglesia de San Antón, hay quien asegura que se puede ver un guardado secreto.
Para ello deberemos esperar a que baje la marea en esos días en los que parece que el agua se va para siempre. Entonces, al parecer, podríamos ver el túnel que salía desde el templo. Y no es un caso puntual. Hay otro mundo bajo nuestros pies.
Hoy vamos a viajar por las entrañas de la villa. Solo un poco, porque se trata de un universo tan grande como desconocido. Volviendo al túnel con el que arrancábamos, su origen y razón no están claros. Solo sabemos que existe. En 1530 levantaron tres capillas en la iglesia de San Antón. La del Preboste, la de San Roque y la de la Piedad. Desde la primera construyeron un pasadizo que llegaba hasta Somera. En concreto a la Torre de los Lezama Leguizamón.
El túnel está tapiado, pero la puerta existe. Hay dos teorías. Una es que lo usaba la familia mencionada para ir y venir al templo con discreción. La otra, que su recorrido tenía como destino el antiguo ayuntamiento que estaba pegado al templo y así aquellas gentes nobles podían moverse de un lado a otro sin ser vistos por el vulgo, tanto si iban a rezar como para hablar de política. La duda sigue.
Y sucede lo mismo no muy lejos. Desde el Palacio de la Bolsa parte otro túnel que llega hasta la ría. No olvidemos que este edificio, también llamado Palacio de John, fue centro de comercio, casa de ferreteros y Palacio de los Marqueses de Vargas y Condes de San Cristóbal. Su sobrenombre, que suena a inversiones bursátiles, nada tiene que ver con ello. Sino con la bolsa de contratación de mercaderes que existió en su planta baja.
Así que el pasadizo puede tener tantos padres como cometidos. Uno hace referencia a la subida de impuestos sobre el vino que tuvo lugar allá por 1908 y que desembocó en la famosa huelga de almacenes y tabernas que decidieron cerrar y no venderlo. Una especie de ley seca que en este caso partía de los hastiados comerciantes. Pero como sucedió en EE UU, las gargantas pedían alcohol y no tardó mucho en celebrarse un clandestino mercado de vino en este palacio. Con el fin de llevarlo con discreción utilizaron un viejo pasadizo que llegaba hasta la ría y de esa forma la mercancía podía entrar y salir sin ser detectada.
Historia o leyenda, todavía hoy hay quien asegura haber detectado vestigios del túnel mientras navegaba con su bote por esa zona. Cosa que no sucede con la siguiente galería. De ella solo tenemos una pista. La pared que se encuentra en el Grill, elegante bar situado en los sótanos del Hotel Carlton. También lo llaman el Bunker, porque ese fue su cometido durante la Guerra Civil, mientras fue sede del Gobierno vasco. Al parecer jamás se utilizó, pero llegaba hasta la Plaza Elíptica a la altura de su fuente. Allí giraba a la derecha y alcanzaba un río subterráneo que terminaba en la ría.
Para añadirle más aroma novelesco, contaban que desde el actual Gobierno Civil, perteneciente entonces a los Chávarri, existía otro que hacía el mismo recorrido desde el otro lado. Y no olvidemos que algunos apuntan a que fue lugar de reunión de los bilbainos afines al golpe de estado. Imaginen la escena de haber coincidido bajo tierra. Cosa que no sería tan casual.
Más allá de los túneles creados por mano humana, Metro incluido, están los ríos. Hay seis oficiales. Lenguas de agua que, desde el siglo XIX, empezaron a ser tapados para construir casas y carreteras. Pero siguen ahí. En las entrañas de nuestra otra villa. La que vive bajo tierra en un universo cargado de misterios.
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