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En 2018 tiramos 40.000 toneladas de textiles, según datos del Gobierno vasco. Aunque parte se destinó a reutilización, 9.839 se revalorizaron energéticamente en ... la incineradora y 21.965 se depositaron en algún vertedero. Y eso que Euskadi es la comunidad que más prendas recicla. La asociación Truke Azoka Solidarioa celebra, normalmente cada primer domingo del mes entre octubre y junio, una feria de trueque en el antiguo mercado de abastos de Portugalete. Tiene once años de historia en los que han dado una segunda vida a miles de toneladas de textiles, libros, mochilas, juguetes.... «Ni lo sabemos, una pasada», cuentan las organizadoras. Y ahora, cuando hay una mayor conciencia ambiental, tiene cientos de adeptos. De hecho, muchas personas se apuntan en el calendario las fechas –las siguientes ediciones serán el 4 de mayo y el 1 de junio– para acudir religiosamente a la feria.
El proceso es simple. Cada persona lleva una bolsa de rafia –o incluso un carro– con ropa o juguetes que ya no use. Las prendas tienen que estar en buen estado, sin bolas ni descoloridas. Después, la organización las clasifica y en su caso, devuelve al dueño las que no estén en buenas condiciones. A continuación, el usuario, al que dan un ticket, llena la misma bolsa con las prendas u objetos que sean de su agrado. La sección de bebé siempre es un éxito, con un constante trasiego de prendas que vienen y van.
Los voluntarios se organizan con chalecos de colores: los que atienden la recepción de prendas y las dudas llevan uno naranja. Cada edición unas 200 personas acuden a intercambiar ropa y otros objetos.
El mercado ha cambiado mucho. En sus inicios, los particulares realizaban el trueque entre ellos. Después «se hacía cambio de prenda por prenda y ahora ya es por bolsas o volumen», cuenta la presidenta de la asociación, Estíbaliz Núñez. Cada día se movilizan toneladas de productos. Nagore Calvo, secretaria e impulsora de la entidad, que cuenta con 17 miembros, relata que nació para «dar una segunda vida a las cosas. Ahora el mercado está bastante arraigado. A veces la gente se lleva más de una bolsa pero tampoco pasa nada, porque lo importante es reutilizar», relata.
El trueque de juguetes es un gran reclamo para los niños, que acuden encantados a llevar los que tienen en casa muertos de risa a cambio de los que les gusten. «Aprenden que no hace falta tener tantos, que pueden traer los que no usen y coger aquí nuevos», explica Calvo.
Entre los voluntarios está también Javier Arauzo, de 75 años, que echa un cable a Laura, su hija, que atiende en la recepción. «Hay familias enteras muy asiduas. Los niños vienen a cambiar sus juguetes y las madres la ropa de los críos, que se les queda pequeña enseguida», apuntan. Por ejemplo, Idoia Martín, que acude siempre que puede «por conciencia ambiental. Y es que tiramos cosas que están en buen estado y al final van a contenedores, o no sabemos cómo acaban, o terminan en el tercer mundo contaminando». Así que «dejamos lo que ya no necesitamos y cogemos cositas que nos vienen bien», explica. El intercambio «es una forma de ahorrar que me viene fenomenal. De hecho, todo lo que llevo puesto hoy es de aquí», reconoce su madre, Carmen Barbosa.
Madeli Peña es la tesorera de la asociación organizadora, que siempre precisa de elementos como mesas o burros de ropa. Aceptan donaciones de todo tipo. Hacen acopio del material en una lonja cedida por el Ayuntamiento de Portugalete, a donde se trasladan cada edición con varios coches para organizar el mercado. Y colaboran con un sinfín de causas y asociaciones solidarias: Han enviado material a la catástrofe de Valencia, a los refugiados del Aita Mari o a Ongi Etorri Errefuxiatuak, han organizado recogidas para el Banco de Alimentos, donan material a asociaciones de protección animal... Además, entidades animalistas y de toda índole suelen compartir el espacio del mercado con ellas para darse a conocer y recaudar fondos.
Hoy se hallaba en el exterior, por ejemplo, la asociación Gureak. Tiene 6 años y su sede está en Santurtzi. Ahora mismo mantienen a 22 animales en residencias o casas de acogida, incluso cedidos por casos de maltrato o abandono o porque «directamente que las administraciones no se hacen responsables a pesar de ser responsables», explica la presidenta, Ohiane Herrera. «Y es que todos esos gatos que vemos en la calle son producto del abandono, del nacimiento descontrolado, de la falta de responsabilidad de la Administración por no haber intervenido antes e implementar políticas de protección y de particulares», relata.
Ahora han tenido a dos gatos ingresados y uno de ellos sigue hospitalizado, y solo estos tratamientos costarán cerca de 4.000 euros, dinero que tratan de recaudar como pueden. «En ocasiones Truke Azoka Solidarioa nos redirige donaciones, pero si no hacemos peticiones a través de nuestras redes sociales y nos donan muchísimo material». Así que venden a través de estos eventos, hacen sorteos a través de redes, reparten lotería, calendarios...
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