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De izquierda a derecha, José María Bustinza, Javier Echavarren y Benito Ansola. Juan Echeverria

Tres curas hechos de platino

La Diócesis celebra los aniversarios sacerdotales con la presencia destacada de tres presbíteros ordenados hace 70 años

Jueves, 1 de junio 2023, 16:54

El compromiso, «especialmente si es a largo plazo», no es «fácil de comprender» ni de llevar a cabo. Lo decía este jueves el obispo de Bilbao, Joseba Segura, en la Basílica de Begoña, donde celebraban los aniversarios de ordenación de una veintena de sacerdotes y ... religiosos. Los había con 25 años de servicio a sus espaldas, con cincuenta, con sesenta... y con setenta. Tres hombres eran los principales protagonistas de la ceremonia, tres sacerdotes que tomaron los hábitos en 1953 y que, con una lucidez sorprendía a su edad, todos por encima de los 90 años, repasaban en este aniversario de platino sus inicios y su trayectoria como párrocos.

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El más conocido de ellos quizá sea Benito Ansola. Fue misionero dos años en Ecuador, cura en Etxebarria, en Barinaga... pero, como él mismo reconocía poco antes de comenzar la misa, lo que le otorgó cierta fama fue su pasión por cine. Se especializó en esta disciplina en San Sebastián y, junto con otros seis jóvenes de Markina a los que dio clase, montó en 1978 en su localidad natal, Lekeitio, en la que también fue párroco durante 24 años, la Euskal Zinema eta Bideo Bilera, festival que organizó durante treinta años y que todavía pervive de la mano del ayuntamiento.

Los homenajeados

  • Benito Ansola Nacido en Gernika en 1927, impulsó el festival de cine en euskera.

  • Javier Echavarren Bilbaíno de 94 años, edita una guía diocesana cada año.

  • José María Bustinza San Miguel de Basauri, 1927. Reconstruyó la parroquia de los Santos Juanes tras las inundaciones de 1983.

Él insistía en que esa es solo «su afición», porque su vocación es «ser pastor». Y no le han pesado tantos años dedicados a sus fieles. «Mirando para atrás, me doy cuenta de que el tiempo pasa muy rápido. Es como si me hubiese hecho sacerdote ayer», aseguraba. Recordaba con nitidez cómo, cuando tenía «siete u ocho años», su familia tuvo que huir a causa de la Guerra Civil desde Lekeitio a Bilbao, donde conoció la vocación de la mano de «Don Claudio Gallastegi», para quien ejercía como monaguillo en el Casco Viejo.

Haciendo gala también de sus recuerdos, Javier Echavarren, otro de los homenajeados, comentaba que, en 1960, había «863 sacerdotes» en Bizkaia. Esa información aparecía «en la primera guía de la diócesis», un libro que solo él guardó. Su condición de «biblioteca» humana, como le definen muchos de forma cariñosa, le llevó, cuando en 2005 dejó de editarse en papel esa información, a publicar él cada año «una miniguía» con los datos más relevantes de la Iglesia de Bizkaia, labor que sigue desempeñando a sus 94 años, una edad de la que dice «presumir».

Cura durante 13 años en Burceña, y otros 57 en El Pilar de Bilbao, una de sus mayores aportaciones a la fe la hizo, curiosamente, antes de ser ordenado. Corría el año 1950 y un grupo de fieles del territorio iniciaron «una travesía en barco» a Santiago de Compostela. «Lanzamos al mar una botella con nuestras firmas y con estampas de la Virgen de Begoña», rememoraba junto a su familia. Ese tesoro llegó a las costas de la pequeña localidad tinerfeña de Almáciga, que desde entonces venera a la Amatxu, su patrona.

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Iglesia inundada

La trayectoria de José María Bustinza no surcó el mar hasta las Islas Canarias, pero estuvo marcada por acontecimientos difíciles de olvidar. Nacido en San Miguel de Basauri en 1927 –insiste en lo de San Miguel–, cuando fue ordenado entró a trabajar al Seminario de Derio, en el que fue profesor y prefecto hasta 1970, contaba acompañado de su sobrino, también sacerdote. Tras recalar en Santutxu, donde permaneció hasta comienzos de los años ochenta, fue párroco en la parroquia de los Santos Juanes, en el Casco Viejo bilbaíno.

Recordaba sobre su trabajo en esa iglesia, en la que estuvo hasta su jubilación, lo «difícil» que fue su reconstrucción. Porque hubo que reformarla completamente al quedar «arrasada» por las inundaciones de 1983. Bustinza, que se confesaba «muy contento» por cumplir siete décadas como presbítero, no perdía la ocasión de lanzar un mensaje a los curas más jóvenes: que sean «fieles» a lo que creen.

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Un bertso para el «maisu Ubieta»

Hace veinte años que José Ángel Ubieta se quitó la sotana. El cura más longevo de Bizkaia, ordenado el año en el que nació la Diócesis, 1950, estaba sentado en el altar de la Basílica de Begoña en la celebración de los aniversarios. Sus Bodas de Platino fueron hace tres años, pero aún así querían rendirle un homenaje por ser «un referente» e «historia viva». A ese «servidor fiel y discreto», a «maisu Ubieta», el «decano» de los presbíteros del territorio, le ha dedicado un sentido bertso el sacerdote Lontzo Zugazaga.

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