Tres de cada cuatro beneficiarios son mayores de 80 años

¿Y qué es lo que piden? «Es una realidad muy dinámica», señala el director de Acción Social. Se refiere a que en un principio el usuario puede requerir un servicio de acompañamiento para realizar ciertas gestiones, o para que alguien le eche una mano a la hora de hacer la comida o tener la casa en condiciones. Luego quizás le haga falta que le afeiten, o que le arreglen las uñas. «Y puede terminar necesitando que le ayuden a bañarse. No tiene nada que ver como empieza y como acaba el servicio».

El hecho de que la casuística sea casi infinita ha llevado al área de Acción Social reforzar el SAD. El compromiso llegó en el pleno municipal de octubre, hace algo más de mes y medio. El concejal del ramo, Juan Ibarretxe, se comprometió, a petición de EH Bildu, a aumentar la cartera de servicios para adaptarse a las necesidades que vayan surgiendo.

Además, se va a revisar el procedimiento para que personas en situación de necesidad no tengan que subir un Everest burocrático antes de tener derecho a recibir el servicio. «Si es necesario, lo ponemos en marcha antes de que la persona solicite la documentación», explica Iñigo Zubizarreta.

Por último, el servicio de atención a domicilio también está pensado para dar un respiro a las familias y, en general, a las personas cuidadoras «que constituyen la red socio-familiar de apoyo de la persona usuaria y contribuir a la liberación parcial de su tarea de atención, con el fin de que dispongan de condiciones adecuadas para su propio desarrollo personal, profesional y social».