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El tiempo le ha dado la razón. Pero Mari Carmen González, dueña del restaurante El León, ha tenido que luchar contra un auténtico Goliat para ... defender lo suyo. Iberdrola ha retirado la torre de alta tensión instalada delante de su negocio, en el monte Avril que tapaba el cartel anunciador. Pero lo ha hecho año y medio después de instalarla con un litigio de por medio y una negociación a cara de perro y con múltiples enfrentamientos. «Me han tratado de loca. Me ha costado hasta una detención y tener antecedentes policiales. Y al final del camino me han dado la razón», lamenta. Mari Carmen fue arrestada por la Ertzaintza por desobediencia al tratar de impedir que los operarios instalarán la torre dentro de su finca, de 3.900 metros cuadrados.
Según explica ella, todo se debió a un «fallo» porque «no comprobaron el número de las fincas» y confundieron la suya con una pública. Cuando su padre adquirió el terreno, allá por 1974, ya había una pequeña torre, pero disimulada detrás del cartel del restaurante y rodeada de arbolitos». En julio de 2021, después de haber tenido que cerrar el restaurante por la pandemia, un día se encontró en su propiedad unos operarios de mantenimiento de la línea de alta tensión y días después fue una excavadora. A partir de ahí se desató una guerra en la que interpuso hasta seis denuncias contra la empresa eléctrica para que se paralizara la obra. Llegó a quedarse a dormir por la noche en un coche para vigilar su finca.
Insistían en que se trataba de terrenos públicos y llegó incluso a dudar, pero el área de Patrimonio del Ayuntamiento de Bilbao le confirmó de que «no había duda de que era mío». Otro de los argumentos era que «resultaba peligroso dejarla así porque daba servicio al aeropuerto» y era una «cuestión de fuerza mayor». Denunció el caso en los tribunales, pero el juez «resolvió que el tipo de procedimiento no era el adecuado, sino que debíamos haber ido por la vía penal o administrativa». A partir de ese momento, Iberdrola dio el brazo a torcer y se sentó a negociar con ella hasta alcanzar un acuerdo. Ayer fue retirada la torreta de alta tensión de la entrada al restaurante. Van a colocar una siete metros más alta en otro punto cercano.
«Pero yo sigo teniendo pérdidas por la falta de un cartel anunciador, que está cegado, tapado. Quien pasa por delante no lo ve y se para a tomar un café ni sabe que ha llegado», se queja. Por lo que, valora interponer una demanda «por daños y perjuicios contra aquellas instituciones que han permitido la instalación».
Este verano, la compañía le permitió colocar un anuncio del restaurante delante de la mole metálica para paliar el desastre económico. «Al de unos días me llegó una proposición de multa de 4.001 euros porque no había distancia suficiente entre el cartel y la carretera y lo he tenido que quitar». La hostelera ha recurrido la sanción y se encuentra a la espera de que le contesten.
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