La torre de pisos más alta de Euskadi toca techo en Garellano

«Desde un primer momento optamos por una torre que tuviera alguna seña singular y que se diferenciara de las tres edificadas con anterioridad», explica Iskander Atutxa, arquitecto que diseñó el rascacielos mano a mano con su colega José María Smith. Así que acentuaron la forma de «hexágono irregular» del bloque anterior y optaron por «un ritmo más dinámico en las fachadas». El resultado es espectacular, con una pared ventilada que garantiza la máxima eficiencia energética de los pisos. También llama la atención por su acabado exterior discontinuo, con dos franjas de color blanco y negro que disimulan las ventanas y terrazas interiores.

Esa no ha sido la única variación estética de la construcción. Hay otra más llamativa. Dos ascensores panorámicos en la pared noroeste, lo que genera «un rasgado vertical de la piel de la fachada». El diseño también se ha extendido a la propia distribución de las viviendas en un bloque de 11 alturas (nueve para 36 hogares y dos para locales comerciales), anexo a un bloque de cuatro pisos. En este sentido, es también un edificio singular porque se han incorporado a «casi todas las viviendas terrazas orientadas al sur con una dimensión suficiente para su utilización como sala de estancia y comedor».

Aunque en buena medida, la joya de la corona va a ser su cubierta, o mejor dicho su última planta, la 33, una terraza panorámica para el uso exclusivo de sus residentes con zonas verdes y solarium. Para hacerla realidad, «optamos por trasladar de allí toda aquella instalación que no fuera necesaria, con ello hemos conseguido ejecutar un mirador».

En la práctica no todas las alturas de la torre son habitables. Además de esta última reconvertida en azotea, las tres más bajas acogerán negocios minoristas. La promoción contará con dos portales a los que se podrá acceder desde la calle General Eguia o desde la Plaza Garellano. El garaje dispondrá de 182 plazas distribuidas en cinco plantas sótano, donde también se han habilitado 152 trasteros y cuartos para las instalaciones.

El título de torre más alta le durará hasta que el quinto rascacielos, Anboto Dorrea, quede terminado en 2023, con lo que se culminará la regeneración urbanística de Garellano. Desde una altura de casi 120 metros –150 sobre el nivel del mar–, como desde la de sus hermanas, podrá otearse hasta el Abra, lo que tiene su precio. Entre 740.000 euros y más de un millón costarán estos apartamentos de entre 110 y 170 metros cuadrados de superficie útil, que ocuparán las dos últimas plantas de las 36 de un edificio que albergará un total de 166 viviendas.