Borrar
Todo el mundo con paraguas y la reina de las fiestas, a la intemperie; normal que termine quemada de tanta desatención. FERNANDO GÓMEZ
Tiempo inestable

Tiempo inestable

El final de la Semana Grande nos va a tener mirando al cielo incluso cuando no hay fuegos

Pablo Martínez Zarracina

Viernes, 24 de agosto 2018, 23:24

Dos grandes enemigos amenazan cada año la Semana Grande. Se trata de fuerzas oscuras e invencibles. Una es, por supuesto, la batucada. Son tan terribles sus efectos, tan numerosas sus víctimas, que no diré más al respecto. Sobran las palabras cuando te enfrentas al mal ... en estado puro. Carlinhos Brown debería responder ante un tribunal internacional. El otro gran enemigo de la Semana Grande es la lluvia, que ostenta un asombroso poder de disolvente festivo. Aunque vivamos en una ciudad lluviosa y hayamos vivido fiestas pasadas por agua, lo olvidamos con facilidad: buscar resguardo es casi lo contrario a divertirse.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Tiempo inestable