Una masa de aire «frío y húmedo» del noroeste traerá el primer gran temporal del invierno a Bizkaia

Rubén del Campo, portavoz del organismo público, explicó que las altas presiones se irán retirando desde la Península hacia las islas Azores, donde se reforzarán. Esta circunstancia, sumada a una borrasca situada en el norte de Europa, generará un pasillo de vientos del noroeste que arrastrará una masa de aire «muy frío y húmedo» que afectará a todo el País Vasco.

Por tanto, habrá que sacar el paraguas. En Bizkaia, se esperan lluvias abundantes a partir del domingo y para el comienzo de semana, además de un descenso generalizado de las temperaturas, que se intensificará a mitad de semana. Las mínimas podrían no superar los 5 grados y las máximas los 8. Tanto el lunes como el martes lloverá de manera abundante en la costa y nevará en las montañas más altas. En Álava la cota de nieve se quedará en 700 metros. «Es una buena noticia después de que hayamos llegado prácticamente al ecuador del trimestre invernal, con muy poca nieve acumulada en nuestras montañas», celebraron desde AEMET.

El año más seco

Hay que tener en cuenta que 2022 fue un año extraordinariamente atípico desde el punto de vista meteorológico en Bizkaia. La provincia vivió el ejercicio más cálido desde que existen registros. Además, las precipitaciones recogidas fueron escasas, muy alejadas de la media. No se había dado un año tan seco desde 1989, cuando una dura sequía obligó, incluso, a las autoridades a aplicar cortes en el suministro de agua potable a la población. Aquella época perdura en la memoria de muchos vizcaínos que no olvidan la palabra restricciones.

La temperatura media en 2022 se situó en 16,3 grados centígrados, según la secuencia de datos recogida por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en el observatorio del aeropuerto de Bilbao. Esta cifra indica que en el pasado año se rebasó en casi 2 grados la que hasta la fecha se había registrado como la media (14,4). En cuanto a las precipitaciones, Bizkaia cerró el ejercicio con 850 litros por metro cuadrado, muy lejos de la media (1.208). Fue el año más seco desde el 89 (824).