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«Me ha pillado pasando justo por delante. Iba de camino a casa cuando he escuchado un ruido tremendo, como cuando en una obra desescombran». ... Arkaitz A. H. es vecino de Uribarri y se dirigía a su domicilio después de hacer unas compras en el Mercado de la Ribera. Volvía dando un paseo cuando, a la altura del número 24 de la calle Tendería, lo ha sorprendido un estruendo, seguido de unos gritos. «Se oía 'que me muero, que me muero'», relata a este periódico, aún sorprendido por el suceso. Se trataba del derrumbe del interior de un edificio en obras en el Casco Viejo de Bilbao que ha dejado cinco operarios heridos.
Según su testimonio, tras el derrumbe se ha levantado una polvareda. «Me ha pillado 'in situ'». «Rápidamente hemos llamado al 112 y tanto los bomberos como la Policía han llegado muy rápido», explica. Ha sido testigo directo de las primeras actuaciones de los equipos de rescate, que han accedido al edificio en obras por la ventana del primer piso.
Cinco obreros heridos al desplomarse el interior de un edificio en rehabilitación en el Casco ViejoVer 12 fotos
El suceso ha conmocionado al barrio. Los agentes han desplegado un amplio cordón policial que impedía acercarse a los curiosos y ha obligado a vaciar de clientes los comercios de las calles aledañas. En el bar Pentxo, ubicado en Belosticalle, la normalidad no se ha recuperado hasta pasadas las doce, cuando los transeúntes han podido volver a circular por la zona. «Lo más importante es que no hay víctimas mortales», se felicitaba el dueño del local, Pentxo.
Este comerciante asegura conocer a los obreros que trabajan en la obra de rehabilitación del edificio en el que ha tenido lugar el derrumbe. «Son clientes habituales», indica. «De hecho, este mismo jueves tenían mesa reservada para comer». Explica que eran cinco hombres «jóvenes, de unos 35 años» a quienes daban el relevo otros cuatro para el turno de tarde.
En el bar Bizuete, ubicado en la plaza Santiago frente a la catedral, Dan Gavris limpiaba la vajilla a media mañana. Explica que, a esa hora, lo normal sería que hubiera en torno a 50 clientes, contando las terrazas que ponen en el exterior. Sin embargo, el local estaba vacío tras haber sido desalojado por la Policía. «Ha sido de repente, han llegado coches de Policía, bomberos y ambulancias y los agentes han pedido a los clientes que abandonasen el bar. Ahora estamos sin trabajar ni hacer nada», lamentaba el joven. Poco después la Policía ha levantado el cordón y la normalidad ha vuelto al local.
El incidente ha sido la comidilla durante toda la mañana. Decenas de curiosos se agolpaban ante la cinta policial. «¿Qué ha pasado, qué ha pasado?». Dori y Pacho, dos veteranas vecinas de la calle Carnicería, se mostraban conmocionadas por lo sucedido pese a que el edificio, que acogía la mítica tienda de ropa de niños 'El Ángel', «era muy viejo». «La mayoría de edificios del Casco Viejo son muy viejos», recalcaba.
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