El tercer carril de la autovía a Cantabria, más cerca

Siguiendo la cronología lógica, lo que acaba de hacer el Ministerio de Transportes es iniciar el proceso ambiental, indispensable para seguir adelante. En concreto, ha enviado la documentación previa al Ministerio para la Transición Ecológica con el objetivo de poner en marcha la evaluación de impacto ambiental. Se trata de una fase muy inicial. Cuando se elabore el proyecto y la declaración de impacto ambiental, algo que todavía no tiene fecha, tendrá que ser sometido a consulta pública. El Estado se ha puesto en marcha tras encargar a Ineco una encomienda por la cual esta consultora pública se encargará de todo el trámite ambiental. También ha arrancado ya el estudio del impacto que tendrían las obras sobre la flora y la fauna, que durará doce meses para poder analizar la incidencia de las obras en las especies en las distintas estaciones del año.

Aunque la decisión final será la que figura en el proyecto definitivo, lo que parece que ya tiene decidido la Demarcación de Carreteras en Cantabria es cuál será la solución técnica a uno de los puntos más conflictivos: quiere recuperar la idea inicial de crear un túnel para ejecutar la ampliación en Saltacaballo. Esta propuesta la descartó el ministro Íñigo de la Serna en 2018, ya que prefería construir un viaducto que ahora parece «inviable».

Lo que no cambia son las cifras principales. Se actuará para crear un tercer carril en ambos sentidos a lo largo 60 kilómetros de un tramo de la A-8 especialmente conflictivo, con una densidad media de 50.000 vehículos diarios, el 10% de ellos pesados, y que se dispara los fines de semana y festivos, provocando saturación en las horas punta. Para poner en funcionamiento el tercer carril será necesario levantar 90 nuevas estructuras. En concreto, 13 nuevos viaductos, 27 pasos superiores y 48 inferiores, una pasarela peatonal (en Castro Urdiales, a petición del municipio) y un túnel. A ello hay que sumar 21 entradas y salidas de la autovía.