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La tecnología, como en cualquier otro ámbito de la vida, juega un papel fundamental en la búsqueda de personas cuando se produce una catástrofe como ... la simulada éste martes en Getxo. No solo permite ahorrar tiempo, que en este tipo de situaciones es crucial, sino que permite «afinar» las maniobras. Precisamente uno de los objetivos de la recreación organizada por la Diputación fue probar equipamientos de última generación que ayuden a encontrar a supervivientes de manera más ágil, como los drones o los sensores de estabilidad. «En este tipo de operativos la búsqueda técnica es crucial, que es algo que hemos incorporado hace poco tiempo. Este simulacro nos permite trabajarla», aseguró Juan Atxutegi, inspector de Bomberos Bizkaia.
Durante el operativo, los efectivos de emergencia se valieron de drones visuales y con cámara térmica que «desde la altura dan una perspectiva completa y permite identificar rápido dónde hay calor». También con sensores sísmicos, una «especie de micrófonos gigantes» que son capaces de «diferenciar el sonido de un arañazo sobre el hormigón, diferenciándolo del ruido ambiental que haya». «Con esos sensores que vamos moviendo por la escena, triangulamos el lugar y ubicamos el origen del ruido. Gracias a esta tecnología, podemos saber que una persona se está moviendo aunque esté bajo 2 o 3 metros de escombros», explica el técnico.
A estos equipamientos se suman sensores de estabilidad para evaluar las estructuras y un robot multifunción que es controlado de forma remota. Pero si hay una herramienta «más precisa que la propia tecnología» para hallar víctimas, son los perros de salvamento.
Durante el ensayo, varios perros de raza pastor belga malinois, tanto de la Ertzaintza como del grupo de perros de salvamento de Euskadi, se echaron al terreno para olfatear cada rincón. «Los perros son muy ágiles. Con el viento a favor pueden encontrar a una persona bajo los cascotes en cuestión de minutos», aseguraba Atxutegi.
La recreación permitió verlo. No habían pasado cinco minutos desde su salida al terreno cuando el primer perro ladró en varias ocasiones. Había encontrado un desaparecido. Al poco, un efectivo de emergencia corría en su búsqueda para comprobarlo. «Son capaces de detectar el movimiento y oler debajo de las ruinas», decía el experto. Para poner los canes a prueba, además de una docena de muñecos que simulaban ser heridos, en el ensayo participaron hasta tres figurantes, que los bomberos escondieron por distintos puntos para que la unidad canina los identificara.
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