Los taxistas de Bilbao descartan unirse a Uber, como han hecho los madrileños

«En Bilbao esto no ocurrirá». Lo asegura Borja Mussons, presidente de la Federación Vasca del Taxi. Esgrime dos razones. La primera es que las situaciones son muy diferentes aquí y en Madrid, porque mientras en la capital española lo que hay «son flotas de taxis», en la vizcaína «todos somos autónomos». Según explica, el caso madrileño ha sido posible porque «hay un empresario que tiene una flota de taxis y otra de VTC», de manera que no sorprende su disposición a integrar también a los primeros en Uber. A Mussons se le antoja imposible que en Bilbao, donde los profesionales del volante son trabajadores por cuenta propia, haya ninguno que se pliegue a aliarse con el enemigo.

El segundo y fundamental argumento que hace imposible que ocurra algo semejante en Euskadi es la regulación. El marco legal. Aquí, recuerda Mussons, los taxis no pueden dar tarifas prefijadas ni adaptarse a los precios de Uber porque el taxímetro es la ley. Sólo se puede cobrar al final de la carrera y en función de lo que diga el aparato. Algo incompatible con el modelo de negocio de la multinacional.

En la capital española no. Desde Uber recuerdan que la Comunidad de Madrid ha adaptado la normativa que regula el sector para hacer posible la integración de los taxis en su plataforma. En concreto, el decreto 35/2019 «permite al sector del taxi ofrecer precios cerrados y descuentos en sus tarifas». Supone, pues, un cambio total de filosofía con el único objetivo de poner la alfombra roja a Uber. Se trataría, según las mismas fuentes, de una normativa que «sigue la estela de las regulaciones aprobadas en países como Finlandia y Noruega», donde se pretende «facilitar la transición del sector del taxi hacia el nuevo modelo de movilidad, en el que la precontratación está cada vez más extendida».

En lo que están de acuerdo los taxistas vascos y Uber es en que lo que ocurre en Madrid no puede suceder aquí. Fuentes de la multinacional admiten que, tal y como están las cosas, no es legalmente posible. Ni ahora, ni mucho menos cuando el Gobierno vasco saque a la luz la normativa que está preparando, mucho más restrictiva y que obligaría a la multinacional a salir de Bilbao, donde se ha estrenado con dos decenas de coches hace solo un mes.

El punto fundamental de ese decreto es exigir una precontratación de media hora, lo que prácticamente haría inviable el servicio de Uber. Una limitación que la Autoridad Vasca de la Competencia considera «discriminatoria» porque limita la libertad de elección del usuario. Pese a ello, el Gobierno vasco sigue adelante con esa normativa y ayer mismo la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia salió en su defensa. En concreto, alegó que su decreto «cumple estrictamente con la ley». Y, en cuanto a la resolución de Competencia, apuntó que «no es vinculante».

El Ejecutivo vasco ha ido modulando su postura a lo largo del último año. En 2018 el mensaje que se lanzaba desde Lakua era que los taxistas, más pronto que tarde, deberían asumir que iban a tener que competir con empresas como Uber y Cabify.