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El Ayuntamiento de Bilbao creó la sociedad municipal Surbisa después de las inundaciones de 1983, con el objetivo de rehabilitar la ciudad destrozada. Aun así, sus funciones van más allá de las meramente urbanísticas, ya que también presta apoyo social a los habitantes en los ... barrios vulnerables de la ciudad que se encuentran dentro de su ámbito de actuación. Esta legislatura pondrá el foco en Uretamendi y Betolaza, cuyas viviendas se construyeron en un monte en el que se descargaban escombros y estaba poblado de chabolas habitadas por los hijos del éxodo rural, con la intención de que una buena parte de los residentes en más de 1.200 pisos de 200 edificios realicen mejoras en ellas. También podrán hacer reformas en locales comerciales.
Tras el Peñascal y Otxarkoaga, conforman el tercer enclave con menos renta media. En el primero, las instituciones preparan el mayor plan de regeneración urbana de Euskadi, y en el segundo, en el que el Ayuntamiento posee gran parte del parque de vivienda, la sociedad municipal Surbisa lleva años fomentando la regeneración. Ahora, ha abierto una oficina en el centro cívico de Uretamendi y Betolaza y varias comunidades ya han cogido cita.
«Se trata de un barrio con características socio-urbanísticas que hacen precisa una atención pública especial», explica el edil de Regeneración Urbana, Jon Bilbao. La oficina permanecerá abierta durante al menos cuatro años y formará parte de la red Opengela del Gobierno vasco, que ha declarado el barrio zona degradada. Ello permitirá aumentar la cuantía de las ayudas que recibirán los vecinos dispuestos a realizar reformas para mejorar la accesibilidad o la eficiencia energética de sus hogares. A mayor vulnerabilidad que demuestren, mayor será el importe que devolverán las arcas autonómicas y municipales. La media en estas zonas suele rondar el 75% - es decir, los vecinos solo han de afrontar el 25% del coste de la obra que hayan realizado- pero en casos muy concretos, puede llegar al 100%, asegura Bilbao.
Las asociaciones de vecinos de Uretamendi y de Betolaza valoran el desembarco de la sociedad municipal, aunque explican que urge un verdadero plan de accesibilidad exterior. Los desniveles se hacen muy cuesta arriba a las personas mayores. Algunas deben salvar un centenar de escalones para llegar a sus casas. También se quejan de la falta de «mantenimiento general» del barrio.
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