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JOSÉ DOMÍNGUEZ
Miércoles, 28 de marzo 2018, 00:40
Cuando en octubre de 2015 entró en vigor la obligación por ley de indemnizar antes al propietario en sentencias de derribo de un inmueble, muchos respiraron aliviados en Cantabria. Más de 600 viviendas tenían entonces orden de demolición por irregularidades cometidas en las licencias ... urbanísticas concedidas en al menos cinco municipios. Sus propietarios -muchos de ellos, vizcaínos- veían en este cambio una garantía legislativa a ser compensados de forma previa y las instituciones implicadas -ayuntamientos y Gobierno regional- ganaban tiempo, ya que alegan carecer de dinero para afrontar los pagos millonarios que exigen cumplir las sentencias de demolición.
Muchos confiaban en que éstas se paralizasen, sobre todo teniendo en cuenta que las administraciones habían iniciado la modificación de los planeamientos urbanísticos para legalizar los chalés afectados. Las dudas interpretativas a la hora de aplicar el nuevo texto aprobado en el Senado -artículo 108.3 de la Ley Reguladora de lo Contencioso Administrativo- derivó sin embargo en un cruce de fallos y recursos judiciales que el Tribunal Supremo ha zanjado negando la mayor. Los afectados por las órdenes de derribo deben ser indemnizados con todas las garantías, pero este derecho no puede seguir paralizando ninguna sentencia. Es decir, las órdenes de meter la piqueta podrán reanudarse si así lo estiman los jueces.
255 chalés tienen orden de derribo en Argoños, 102 en Arnuero, 78 en Piélagos, 93 en Miengo y 32 en Escalante.
Años de espera Sí se hacen efectivos los derribos, los propietarios deberán iniciar unas reclamaciones judiciales que les podrían retrasar varios años el cobro de las indemnizaciones correspondientes.
Precios de mercado libre Los afectados han firmado convenios con las administraciones que les garantizan que, si sus casas tienen que ser finalmente derribadas, se les indemnizará por su valor en el mercado actual.
El Ejecutivo autonómico ha mostrado su preocupación por el fallo, que agota ya la vía judicial y cuya aplicación supondría «un gravísimo quebranto económico» para las administraciones. El director general de Urbanismo de Cantabria, Francisco González, insistió en que la redacción de nuevos planeamientos en los municipios afectados legalizará la mayor parte de estas casas sin afrontar pagos millonarios. De hecho, se calcula que 449 de las 560 viviendas con órdenes de derribo -los jueces han regularizado varias decenas- podrían librarse definitivamente de la amenaza de la piqueta.
El responsable autonómico alertó de que la sentencia del Supremo complica esta vía «porque no va dar tiempo en muchos municipios» a que los cambios urbanístico entren en vigor. Y remarcó que en los solares que quedasen vacíos podrían darse «situaciones paradójicas e incongruentes» como que se pueda levantar allí legalmente al menos el mismo número de viviendas.
El alcalde de Argoños, Juan José Barruetabeña, pedía ayer a los jueces «un último plazo» para cumplir con los trámites y plazos que exige la renovación del planeamiento urbanístico de su municipio. Además, señaló que el Gobierno regional también está renovando el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Cantabria para salvaguardar estas viviendas. «Con estos dos documentos urbanísticos, las 255 viviendas consideradas ilegales en el municipio se quedarían en sólo 11 y así el Consistorio sí que podría hacer frente a su realojo y demolición, pero sí ahora se tira todo nunca tendremos dinero para pagar semejantes millonadas», aseguró.
El alcalde de Arnuero, José Manuel Igual, se mostraba ayer tranquilo ante el fallo del Tribunal Supremo. Su Ayuntamiento ha hecho los deberes para dar una solución a los 102 chalés que en la urbanización de El Encinar tienen orden de derribo. Ha modificado su planeamiento urbanístico y habilitado otro solar donde se construirán casas para el realojo de estas familias. Se ubicarán en la zona de Quejo, en la entrada a Isla, dentro de un plan parcial en el que, además de estos 102 inmuebles, se levantarán otros 77 libres y 72 viviendas de protección pública. El Ayuntamiento se ha gastado ya un millón de euros en comprar el 60% de la parcela -15.000 metros cuadrados-, asumirá su reurbaniación -470.000 euros más- y luego cederá suelo al Gobierno regional para que construyan las casas, «esperamos que ya el año que viene». Según garantizó, cuando acabe esta promoción, el Ayuntamiento asumirá el derribo de los chalés y regenerará la zona «como un parque público».
El presidente de la asociación de propietarios afectados, Antonio Vilela, reconoció que el fallo del Supremo «no es el mejor que podía darse», pero «garantiza que se nos van a abonar las indemnizaciones porque ya no hay ninguna duda sobre la constitucionalidad del artículo 108.3». Y, tras recordar que «llevamos 20 años esperando», aseguró que estas sentencias deben servir «para que el Gobierno y los ayuntamientos se pongan las pilas porque ya no tienen más excusas».
Vilela exigió que se aprueben definitivamente los planeamientos urbanísticos con el parabién judicial «y que se cumpla la declaración institucional del Parlamento cántabro que el año pasado se comprometió a darnos una solución definitiva».
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