El Supremo condena a 33 años de cárcel a un profesor por abusar de siete niñas de Bilbao

El depredador sexual no podrá volver a trabajar con menores de 12 años hasta 21 años después de cumplir su condena. Y también deberá indemnizar con 10.000 euros a una de sus víctimas. La sentencia del Alto Tribunal confirma el fallo de la Audiencia de Bizkaia, por lo que el sujeto -que ya permaneció seis semanas en prisión preventiva hace 7 años- deberá cumplir la pena.

Los hechos se produjeron entre los años 2013 y 2014. Inició su actividad pedófila cuando daba clases particulares y meses después siguió abusando de menores en el colegio. De hecho, acababa de llegar al centro escolar en la planificación del curso 2014-15 para sustituir al profesor titular, que estaba de baja por una intervención quirúrgica.

Fue contratado para impartir clases de inglés, pero no tardó ni dos días en empezar a agredir a las pequeñas. Según la sentencia, entre el 10 de septiembre y el 9 de octubre. Y lo hizo de forma plenamente «consciente», con el «ánimo de satisfacer su impulso sexual», al que daba rienda suelta cuando las alumnas pedían que les resolviera alguna duda. Entonces, el condenado -que tenía 27 años en el momento de los hechos-, comenzaba a tocarles en sus partes íntimas, a algunas incluso por debajo de la ropa interior.

El caso salió a la luz después de que una de las niñas relatase a sus padres lo que les estaba pasando con aquel profesor que acababa de llegar. Al parecer, varias de las menores ya habían comentado entre ellas los tocamientos que sufrían durante los recreos.

Una de las familias comunicó las agresiones a la Ertzaintza, que al día siguiente detuvo al sujeto en el propio colegio. La dirección del centro le rescindió el contrato y se puso en contacto con otras familias para determinar el alcance del suceso. En un primer momento se habló de cuatro niñas afectadas. Con el paso de los días, se conocieron más casos, incluido el de la pequeña a la que daba clases particulares.

Los padres de la menor se extrañaron de la ausencia del profesor y, tras recabar información en la academia en la que trabajaba, descubrió que había sido detenido por abusos sexuales. Fue entonces cuando, tras hablar con su hija, descubrieron que a ella también la estaba agrediendo desde hace meses. No había dicho nada porque el profesor le pidió que guardase el «secreto».

Durante el proceso, los forenses determinaron que «es posible» que esta niña «manifieste un daño psicológico» en el futuro, «que por el momento está latente». Una octava denuncia presentada por la familia de una cría de 6 años no prosperó judicialmente y el pedófilo fue absuelto de este supuesto delito. Aunque solo pasó varias semanas en prisión preventiva, tuvo que ser trasladado de cárcel después de que otros internos comenzasen a hostigarle. Luego quedó en libertad con cargos, a la espera del juicio.

La Audiencia de Bizkaia le condenó a un total de 33 años de reclusión; en concreto, cinco años y un día por cada uno de los cinco abusos continuados cometidos contra menores de 13 años, más otras dos condenas de cuatro años y un día por los otros dos ataques sexuales.

El procesado recurrió al Supremo al considerar, entre otras cosas, que había sido víctima de una supuesta vulneración del derecho a la presunción de inocencia. Después de estudiar su recurso, que califica de «desordenado», el Alto Tribunal ha confirmado el fallo de la Audiencia vizcaína y desestimado, punto por punto, todos sus argumentos de defensa. Además, le impone las costas del procedimiento.