![La subida del precio del aceite pone en jaque a las conserveras de Bizkaia](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/10/09/biz-conserveras-k2sC-U210373180742tKH-1200x840@El%20Correo.jpg)
![La subida del precio del aceite pone en jaque a las conserveras de Bizkaia](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/10/09/biz-conserveras-k2sC-U210373180742tKH-1200x840@El%20Correo.jpg)
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La imparable escalada del precio del aceite de oliva ha impactado de lleno en las conserveras de todo el Cantábrico, desde Galicia hasta Euskadi, hasta ponerlas en serios apuros al ser las empresas que más lo necesitan para elaborar y cubrir sus productos de anchoa, ... atún y bonito del norte. Y en la actualidad, prácticamente, el conocido, más que nunca, como 'oro líquido', se ha convertido en lo más caro de una lata de pescado, muy por encima de las capturas de los marineros.
En marzo del año pasado, pagaban el kilo (que es como se mide) a 1,86 euros. Ahora a 4,15, lo que supone un aumento del 123%. Y como consecuencia, aunque tratan de retrasar lo máximo posible que el incremento en los costes de producción recaiga en el consumidor, alertan de que la subida del precio de las conservas resulta irremediable.
«Como el coste del aceite varía durante el año, sirva como referente que desde el 2021 se ha triplicado», detalla Ignacio Serrats, director general de Conservas Serrats, establecido industrialmente en Bermeo desde el siglo XIX. Para el sector, la situación es muy complicada, casi insostenible. «Las empresas vizcaínas, que producidos conservas de calidad, tienen unos márgenes ajustados y si no trasladas la subida vas a pérdidas», reconoció.
Para la asociación de fabricantes de Cantabria, (Consesa), tampoco queda otra opción. «El aumento empezará a repercutir en los clientes en breve cuando se renueven los contratos con los distribuidores», señalaron. «No tenemos más remedio, porque en caso contrario, entraremos en pérdidas», asegura su presidente, José Luis Ortiz.
«Estamos sufriendo desde hace tiempo, porque entre la guerra de Ucrania, la subida de la luz, los envases y ahora el aceite, nos dan por todos los lados», señalaron desde una de la firmas más conocidas de elaboración artesanal asentada en la costa vizcaína. A ello se sumó que en 2022 tuvieron que lidiar con un bajonazo del 10% en el consumo de sus artículos.
Incertidumbre
En el País Vasco, parte de las conserveras asentadas en Bermeo, Ondarroa y Berriatua son empresas familiares que han sobrevivido a lo largo del tiempo utilizando técnicas artesanales y una materia prima de gran calidad a la que no quieren renunciar.
Aunque han aumentado sus porcentajes de exportación tienen producciones más limitadas que las grandes firmas del sector que cuentan con varias plantas y con el paso de los años han realizado importantes inversiones para dirigirse al mercado de la gran distribución.
«En cualquiera de los casos, el aceite que lleva nuestras conservas es un ingrediente principal, que dota a las latas de una calidad a la que no vamos, ni queremos renunciar», recalca Serrats. Según los últimos datos recogidos por el Gobierno vasco, la industria transformadora pesquera suma 72 firmas, de las que el 85% son de conservas de pescado y el 15% restante de crustáceos y moluscos. La gran parte de las 2.000 personas que emplea son mujeres.
En una empresa pequeña, con una media de 10 a 15 empleadas como son la mayoría de las conserveras vascas, pueden llegar a comprar al año más de «15.000 kilos» de aceite de oliva, que se emplea para cubrir el bonito del norte y la anchoa, principalmente.
Hace un año, pagaban 60.000 euros. Hoy en día, les exige un desembolso de 120.000, según datos facilitados por los propios fabricantes. En las firmas medianas, con cerca de medio centenar de empleados, se gastan anualmente 100.000 kilos. «No hacen falta muchos cálculos, su precio ha pasado de 400.000 a 800.000», señalaron.
España, segunda potencia mundial del sector, produce al año más de 300.000 toneladas de conservas de pescado y marisco. Y para el sector, lo peor es la incertidumbre. «Dicen que si la anterior cosecha fue mala, está será parecida o peor, así que si hay menos aceite, será más caro», indican. «De todas formas, lo que si sabemos es que el aceite es un ingrediente principal que llevan nuestras conservas y aunque se está mirando todo para que no repercuta en el precio final, no podemos poner en juego la calidad y buscar otras fórmulas mágicas que en algunos otros sitios ya han barajado», reiteran.
Las latas de atún son el producto en conserva más consumido en todos los hogares, pero también está quedando fuera de la cesta de la compra con una caída global del 7,55%.
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