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Hasta el 15 de enero de 1966, Sopuerta y Castro estuvieron unidos por ferrocarril, a través de un túnel de 1,9 kilómetros llamado galería de Herreros. «Eran dos pueblos primos hermanos», cuenta Amalio García, presidente de la Asociación Cultural Alen de la localidad ... encartada. «Había un trasiego constante. Incluso jugadores de Sopuerta jugaban en el equipo de fútbol de la villa marinera y viceversa». En 1964 se movieron 52.000 toneladas de mineral de hierro entre ambos enclaves, lo que pone en evidencia la importancia de esta conexión vasco-cántabra.
Porque el tren se puso en marcha en 1898 -el mismo año en el que se fundó el Athletic- con fines comerciales. En sus inicios, el objetivo no era otro que exportar la riqueza de las entrañas de Sopuerta y Galdames hacia Europa. Los vagones llevaban la materia prima desde las explotaciones hasta los cargaderos de la costa castreña, donde llenaban a rebosar las bodegas de buques ingleses o alemanes. Pero en aquellos convoyes no sólo se movió mineral, también hubo sitio para mercancías generales y pasajeros. Hasta 161.264 personas llegaron a viajar en 1901 (su mejor ejercicio) entre ambas localidades. Sopuerta tiene en la actualidad 2.569 habitantes. En la época dorada de la fiebre de la vena y el campanil (las variantes férricas más abundantes y apreciadas en este paraje de Bizkaia) su población llegó a ser de 5.800 vecinos.
En 1966, las locomotoras de carbón se apagaron definitivamente y con el silencio llegó el abandono. Casi 56 años después, Amalio observa con pena la boca del lado vizcaíno del Túnel de Herreros. La zona ha sido fagocitada por la maleza. La galería parece una tubería por la cantidad de agua que brota de su interior, pero aún se distingue su imponente sillería centenaria. A Amalio pocas cosas le harían más ilusión en la vida, ahora mismo, que volver a ver el túnel abierto. «Sería un sueño», comenta, esperanzado.
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Algo se mueve en los últimos meses en este rincón de Sopuerta. A pocos metros de la boca se halla el barrio de El Alisal o Galicia, llamado así por los canteros gallegos que llegaron para la construcción del ferrocarril y que acabaron por echar raíces. Allí la gente tiene ilusión por un nuevo proyecto que va cobrando fuerza. La idea es recuperar el paso y enlazar las vías verdes que ya funcionan a ambos lados de la frontera (Castro-Traslaviña y Bezi-La Aceña). Si se restaura la galería de 1,9 kilómetros que salva bajo tierra el Puerto de las Muñecas «se conseguiría un camino ciclista excepcional: amplio y repleto de atractivos», comenta Rubén Sanz, propietario de la empresa Aire Norte, que organiza para la comarca dos eventos deportivos y de ocio que tienen precisamente al viejo trazado ferroviario en su lado vizcaíno como escenario protagonista.
Si se logra poner en servicio el túnel, un aficionado a la bicicleta podría salir del puerto de Castro y llegar al límite con Bilbao sin tener que tocar prácticamente carretera. Podría enlazar las siguientes infraestructuras: el carril bici del centro de la localidad cántabra (4 kilómetros), la vía verde que parte de Santullán (10 kms), la que arranca un poco más adelante del barrio Galicia (6 kms), y la que atraviesa Galdames para empalmar, finalmente, a la altura de Gallarta (15 kms), con el conocido bidegorri entre La Arena y Barakaldo (15 kms). «Son 50 kilómetros de un valor incalculable», apunta Sanz.
Ciclovía de largo recorrido
No sólo en lo deportivo, sino que la gran ciclovía permitiría relanzar el uso recreativo de este rincón de Las Encartaciones, una comarca muy castigada por la pérdida de pequeñas industrias y el paro (hasta tres puntos por encima de la media de Euskadi). Porque el camino atraviesa ganchos muy atractivos, como los hornos de calcinación soportanos, el Museo Minero de Abanto, la Ferrería del Pobal... «Siempre digo que esta zona de Bizkaia es una gran desconocida», afirma Iker Lezama, emprendedor de Zalla y gerente de BizkaiRoute, una firma que ofrece paquetes turísticos en bicicleta para viajeros y visitantes. «Tenemos de todo y todo bueno: un sabor histórico minero fascinante y una naturaleza espectacular. Esta vía verde es prueba de ello: no hay más que ver su belleza», apunta. «Abrir el túnel podría darle una nueva dimensión al entorno, sobre todo en un momento en el que la mirada de los ciudadanos se ha vuelto hacia el disfrute del ocio en familia y los espacios cercanos por la pandemia».
Para las gentes de Sopuerta ejecutar el proyecto traería una oportunidad para recuperar una zona que está muy degradada. «Sería estupendo para los de fuera pero también para los de dentro porque hay edificios históricos de gran valor que se están cayendo», advierte el presidente de la Asociación Alen. ¿Quién está dispuesto a luchar por la reapertura de Herreros? El Ayuntamiento de Castro ya ha dado el primer paso. Su pleno municipal, a petición de Podemos, aprobó por unanimidad encargar un estudio de viabilidad sobre la iniciativa. Se va a pedir también la implicación del Gobiero cántabro. ¿Y qué sucede al otro lado de la frontera? Emprendedores y asociaciones como el Museo Minero y Alen han mostrado su entusiasmo. El alcalde de Sopuerta, Unai Antón, lo ve también con buenos ojos, pero prefiere ser prudente. «Todavía nadie se ha puesto en contacto con nosotros formalmente, aunque todo lo que sea mejorar la actual vía verde sería positivo».
Por su parte, Elkarrekin-Podemos llevará una iniciativa a las Juntas Generales para apoyar el plan. Fuentes de la Diputación apuntaron que se trata de «algo nuevo» y que «ahora mismo no está sobre la mesa, ya que la prioridad es revolucionar la movilidad ciclista» en el entorno del Gran Bilbao, sobre todo. «No podemos decir ni sí ni no a algo que por ahora sólo es una idea».
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