«Solo talamos si hay que talar; no cometemos barbaridades»

El director del negociado, José Luis Azpiazu, nota cómo la ciudad mira con lupa estas actuaciones y le preocupa que esa presión pueda llegar a afectar en la toma de decisiones. No lo hace, asegura. Pero hay que tener en cuenta que no estamos ante una ciencia exacta y no hay fórmulas categóricas cuanto se trata de intervenir en situaciones así. ¿Hay que cortar un árbol con el 20% de pudrición? ¿Y con el 30%? ¿Y si no está muy expuesto al viento? Cada caso es único.

Como principio básico mantiene que «aquí no cometemos barbaridades; cuando talamos es porque hay que talar». Sobre todo, por una cuestión de seguridad. «Cuando ocurren situaciones como la de la semana pasada», el tilo caído en Albia, «es cuando se ve lo importante que es mantener la salud de los árboles» y eliminar los que pueden suponer un riesgo.

¿Quiere eso decir que algo falló en Albia, que se debería haber cortado antes? No. Es cierto que ese ejemplar «ya lo teníamos controlado» porque su estado no era el mejor, pero tampoco era previsible que acabase así. «Si hubiésemos tenido datos que lo aconsejasen, lo hubiésemos quitado antes». Igual que «el año pasado retiramos un tilo en la Gran Vía porque tenía unas grietas importantes». A veces estas decisiones no gustan a la gente. Preguntado Azpiazu sobre si la clave quizás sea aportar información fiable y ser transparentes, dice que sí.