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J. garcía
Lunes, 9 de agosto 2021, 03:06
El informe del CTB sobre el primer semestre de 2021 comprende 112 páginas. En ellas se puede encontrar todo tipo de datos sobre los distintos operadores del transporte público vizcaíno y también de los aparcamientos asociados o gestionados por la entidad consorciada. Uno de ellos ... es el parking disuasorio de Ibarbengoa, situado junto a la última estación de metro en entrar en servicio.
La terminal de Ibarbengoa se abrió a mediados de junio del año pasado, en plena pandemia, pese a que llevaba finalizada desde hacía más de siete años. Durante todo ese tiempo fue una estación fantasma. El suburbano no paraba. Pasaba de largo. Las autoridades retrasaron su apertura hasta la finalización del citado aparcamiento. ¿El motivo? Veían fundamental que el equipamiento contara con un espacio en el que la ciudadanía pudiera dejar el coche para dar facilidades a la hora de combinar el transporte privado con el público. La idea era que los conductores de Berango, Urduliz, Sopela y otros núcleos de población cercanos pero dispersos pudieran dejar allí su turismo y conectar con la red del metro.
Sin embargo, la realidad, a día de hoy, es que el parking no está cumpliendo las expectativas. En el primer semestre de 2021 ha contabilizado 3.016 usos, lo que se traduce en 16 coches al día de media (5% de ocupación). El aparcamiento cuenta con 295 plazas y supuso una inversión de 3,6 millones, tras sufrir un sobrecoste de 370.000 euros al detectarse un serio problema en su fase final por un error en la puesta en marcha de los sistemas de emergencia.
El parking y la estación (la séptima de Getxo, la última en sentido Plentzia) han estado envueltos en la polémica desde el mismo momento en el que se anunció su construcción. El objetivo inicial era dar servicio al barrio de Andra Mari, en la que se planteó en la década pasada un proyecto urbanístico muy ambicioso, con posibilidad de construir más de 8.000 viviendas.
Andra Mari es la zona más rural de Getxo. Cuenta con 14.000 habitantes y dispone todavía de bastante terreno virgen. La estación y el parking, que se empezó a levantar en 2016, han llegado mucho antes que el desarrollo urbanístico previsto, que permanece encallado por ahora. Existe, además, un arraigado movimiento vecinal de oposición a los planes de expansión inmobiliaria. De hecho, este asunto sigue generando un intenso y recurrente debate en el Ayuntamiento.
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