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Los interesados por el mundo fungi están brotando como champiñones en los últimos años. Y aunque las entidades micológicas siempre tienen las puertas abiertas para acoger a nuevos socios, alertan de que «hay mucha gente que cree que sabe y no tiene ni idea».
La ignorancia en este campo puede ser extremadamente peligrosa y los seteros recomiendan «no consumir nada que no se haya identificado», aconseja Alfonso Requero. «Hay mucho enterado en internet que identifica setas a través de fotos que le envían», cuenta José Cañadas. Este setero ha visto cómo en la Sociedad Micológica de de Basauri «los lunes, cuando la gente trae lo que ha recogido en el monte, salvamos vidas».
En los últimos días han salido «falsas pardillas en los parques», señala Cañadas y recuerda que es una «especie tóxica». Valentín Turrado, por su parte, incide en que la mejor práctica si uno desconoce lo que está recogiendo es «recolectar uno o dos ejemplares y traerlos a identificar: si se puede comer, vuelves a por más otro día y si no, solo tiras un par. Y además, en el monte también cumplen una función y no puedes arrasar con todo». La mayoría de sociedades habilita durante el otoño un servicio de identificación de especies, al igual que los ayuntamientos. En el caso de la capital vizcaína, éste se pondrá en marcha en breve.
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