JAVIER PEÑALBA
Lunes, 15 de mayo 2017, 01:32
Han sido los peores días para la familia López Airas y sus allegados. Los más dolorosos. Los recuerdos de Rakel y su hijo Markel, de 12 años, asesinados el pasado 2 de mayo en Alcobendas a manos del compañero sentimental de la madre, se mantienen ... todavía muy frescos. Los padres, las hermanas, los cuñados, sobrinos... viven inmersos en el duelo. Ninguno acierta a comprender qué sucedió para que Mounir Ayad acabara con las vidas de dos personas a las que dirigía infinidad de muestras de cariño, al menos en las redes sociales. Dicen expertos en el análisis de la violencia machista que este binomio amor-odio es uno de los síntomas que definen al maltratador.
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Ha pasado una semana desde que los cuerpos de la madre y de su hijo fuesen inhumados en el cementerio de Eibar. «La despedida fue muy triste y dolorosa. La imagen del féretro blanco del niño junto al de su madre aun la tengo grabada en la memoria», explica Juan, cuñado de Rakel.
No hay mañana o tarde en la que la familia no reciba muestras de cariño y solidaridad de sus convecinos eibarreses. Aun cuando son muchas las personas que tenían alguna dificultad para acordarse de Rakel -dejó Eibar apenas alcanzó la mayoría de edad-, los López Airas son bien conocidos en la ciudad. Su madre Mari es la cocinera de la Casa de Galicia y su hermana y su esposo Juan regentan la Degustación Boulevard, en la calle Bista Eder.
Juan, como lo viene haciendo a diario, atendía el viernes por la mañana a sus clientes en el establecimiento. «Nos queremos alejar en cierta media de la actualidad informativa y de lo que ello representa. Necesitamos tranquilidad y sosiego para superar este trance», afirma.
La familia asegura que no hay justificación al comportamiento del asesino. Recuerdan en este sentido la generosidad de varios de sus miembros que hicieron todo lo posible ante las autoridades españolas para que permitieran a Mounir viajar desde Marruecos a España y la pareja pudiera reanudar la convivencia. «A estas alturas lo único que deseamos es que le detengan, se haga justicia y pague por lo que ha hecho», señala Juan.
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Sigue la búsqueda
Y mientras la familia llora por Rakel y Markel, la Policía continúa con la investigación para dar con el autor de los delitos. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado se mantiene vigilantes a la espera de que en cualquier control salten las alarmas. Fuentes policiales aseguran que esta situación puede darse en cualquier estación de tren, autobuses, puerto marítimo o aeropuertos. Incluso en un control rutinario. «Nosotros, desde luego, no tenemos ni idea de dónde puede estar. Si lo supiéramos, ya lo habrían detenido», señala el cuñado.
La Policía Nacional ha cursado la orden de detención y puesta a su disposición tanto a la Guarda Civil, a la Ertzaintza como a los Mossos. También ha tramitado la denuncia a Interpol. Los agentes de Madrid al frente de la investigación no descarta que, a estas alturas, el sospechoso esté ya fuera del país. En este sentido, siguen pensando que las dos mejores opciones de las que dispone para eludir la acción policial son dos. Por un lado, estaría la huida a su país natal, Marruecos. Allí contaría con el apoyo de sus familiares directos y allegados que asimismo pueden echarle una mano. El otro destino sería Francia, donde Mounir Ayad ha trabajado y donde, asimismo, dispondría de colaboradores.
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Sin embargo, pese al apoyo que pueda tener tanto en el Magreb como en suelo francés, los agentes de homicidios no han descartado que aun pueda permanecer en España. Las averiguaciones que hasta el momento han realizado los policías, sin embargo, no han dado el éxito deseado.
Horas de ventaja
El autor dispuso de unas horas de ventaja para poder escapar de la Policía que fueron capitales. Tras acabar con las vidas de Raquel y Markel, huyó de la zona y no informó de lo que había acontecido hasta pasado un buen tiempo, el suficiente para poner tierra de por medio. Una vez lejos del lugar, el sospechoso reconoció la autoría mediante una llamada que realizó a una prima suya residente en Alcobendas. En ella admitió los acuchillamientos. Tras este aviso, otro familiar se personó en el piso de la calle Dos de Mayo donde vivían y halló los cadáveres.
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El investigado, desde luego, cuenta con suficiente experiencia para desenvolverse en ámbitos fuera de la legalidad. Cuenta con antecedentes policiales por «delitos graves», según indicó la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Concepción Dancausa, a las pocas horas de que se conocieran los asesinatos.
Fuentes cercanas a la investigación reconocen que sobre Mounir Ayad recaen imputaciones por homicidio en grado de tentativa en 2003, así como por violencia e intimidación.
«Nosotros, al menos yo, no tenía ni idea de que tuviera problemas con la justicia y menos aun esos antecedentes. La verdad es que tampoco le conocía mucho. En los años que estuvieron juntos habré coincidido con él dos veces», afirma Juan.
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