Una mujer muere al ser corneada por una vaca en un pueblo de Cantabria

Las primeras investigaciones de lo sucedido apuntan a que la víctima se encontraba paseando a su perro, como hacía cada día, alrededor de las cinco de la tarde; caminaba en dirección al río cuando, en una calle estrecha, se encontró con un grupo de vacas. Una de ellas, asustada por los ladridos del perro, arremetió contra ella, provocándole la muerte en el acto. Fuentes de la Guardia Civil de Santander explicaron a este periódico que la mujer presentaba una herida por asta de vaca en la zona inguinal (la parte del cuerpo en que se unen el muslo con el torso). La autopsia será la que determine con exactitud la causa de la muerte.

Al lugar de los hechos acudieron efectivos de la Guardia Civil, que esperaron a que el juez procediera al levantamiento del cadáver, que se llevó a cabo alrededor de las siete de la tarde. La mujer estaba casada y tenía cuatro hijos. Se trata, según indican los vecinos del lugar, de una familia muy querida por todos pues era la cartera del pueblo y trabajaba en todo el valle.

El marido solía llevarla a trabajar en coche «porque ella no tenía carné». El hecho también ha conmocionado a los propietarios de las vacas, que vieron cómo se produjeron los hechos y fueron los primeros en llegar y comunicar a los servicios de emergencia lo ocurrido. «Los dos hombres que iban cuidando del ganado están destrozados», aseguraban los vecinos.

El alcalde de Cabuérniga, Gabriel Gómez, explicó que a él le llamaron «cuando sucedió, pero estaba fuera del pueblo y apenas he podido enterarme de lo que ha sucedido. Sí me han confirmado que se trata de la cartera». El regidor explicó que ahora los profesionales «tendrán que realizarle la autopsia para aclarar las causas de la muerte». La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación.

Ésta es la segunda muerte que se produce en Cantabria por causas similares en tan sólo cuatro meses. El pasado 11 de diciembre un vecino de Gama falleció en su finca tras ser embestido por un toro que tuvo que ser finalmente abatido. El animal, muy agresivo, no permitió que nadie sobrepasara los límites del vallado y cada vez que escuchaba ruido volvía a acercarse a la víctima. La operación se prolongó durante tres horas. Ante la imposibilidad de avanzar hasta el lugar en el que estaba tendido el ganadero, un guarda tuvo que abatir al animal, de raza limusín (habitualmente muy noble, más aún que el ganado tudanco, según los expertos).