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El acusado.

La «sonrisa 'chaplinesca'» del pederasta de Ciudad Lineal

Antonio Ortiz se negó a declarar durante la vista oral, en la que exhibió una actitud «chulesca» e «insolente», mientras dibujaba «una sonrisa de desdén», según destaca la asesora de comunicación y experta en lenguaje no verbal Itziar García

Yolanda Veiga

Martes, 18 de octubre 2016, 17:42

Apenas hay un minuto de imágenes. Y dos breves negativas a declarar: «No voy a declarar, señoría». «No voy a contestar ninguna pregunta». Un silencio acompañado de gestos que revelan lo que el pederasta de Ciudad Lineal, que se enfrenta a una petición de ... hasta 146 años de cárcel por abusar de cuatro niñas de entre 5 y 9 años, no dijo este martes con palabras.

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«Su actitud es chulesca», concluye la asesora de comunicación Itziar García. Y descifra el significado oculto en la gestualidad de Antonio Ortiz durante la vista, fotograma a fotograma. «Cuando está sentado mirando al frente su mirada es neutral», pero la barrera cede en cuanto el acusado, vestido con chándal gris y camiseta verde, menos musculado y envejecido tras su paso por la cárcel, empieza a gesticular.

Primero ladea la cabeza, la agacha y se cubre con las manos, un gesto que los analistas en comunicación no verbal atribuyen a varias circunstancias, todas negativas: «Puede significar crítica, abatimiento, desaprobación... No mirar a los ojos también implica omisión de la verdad, aunque en este caso lo que denota, sobre todo, es cierto pasotismo. Parece que estuviera diciendo: 'Que pase esto... Total, me van a meter en la cárcel'».

Entonces la presidenta del tribunal, María Luis Aparicio, le preguntó si conoce los hechos que se le imputan y dijo que sí. Luego se acogió a su derecho de no declarar. Y es en este momento cuando le asoma al rostro una sonrisa que Itziar García identifica sin lugar a dudas. «Es una sonrisa 'chaplinesca', los labios se elevan de forma burlona e insolente. Es una sonrisa de desdén porque se ven hoyuelos en las comisuras». La traducción del gesto en palabras: «Denota desprecio».

Un desprecio que confirman sus ojos. «Tiene una mirada feroz, los ojos permanecen muy abiertos, mirando a la jueza, mientras el ceño está fruncido, lo que en el lenguaje no verbal se identifica con el desprecio y el autoritarismo». Y todo esto, «con hombros encogidos», un gesto que tiene también su propia lectura: «Se quiere proteger».

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