óscar b. de otálora
Lunes, 12 de septiembre 2016, 09:35
El Juzgado de Instrucción número 3 de Tudela ha dictado una orden por la que prohibe a un ciudadano marroquí acercarse a más de diez metros de centros católicos después que fuera detenido el viernes como presunto autor de un incendio en una iglesia de ... la localidad de Fontellas, próxima a Tudela, en la que quemó las imágenes de tres vírgenes. El arrestado quedó en libertad tras declarar en el juzgado, donde aseguró que no se arrepentía de los hechos y manifestó que había realizado la agresión «por motivos estrictamente religiosos de carácter ideológico». Según declaró ante el juez, con el incendio «se había ganado el cielo».
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El primer ataque se produjo el jueves, cuando el súbdito marroquí consiguió entrar en una iglesia de Fontellas a través del tejado y, una vez en el interior, prendió fuego a las imágenes de la Virgen. El atacante consiguió incendiar tres estatuas antes de darse a la fuga. En el sabotaje incendió dos imágenes de la Virgen del Rosario, patrona de la localidad, y una de la Dolorosa. Además, arrancó la hoja del Misal correspondiente al día del ataque, y lo dejó frente a la sacristía.
Mercado medieval
En su huida fue visto por un vecino que alertó a las fuerzas de seguridad. El atacante, no obstante, consiguió huir y se acercó en bicicleta hasta Tudela. Allí fue detenido pero por un hecho distinto. Se había encaramado a un balcón y había comenzado a arrancar las banderolas que engalonaban las calles con motivo de un mercado medieval que se registraba en la zona. Al parecer, las confundió con símbolos religiosos católicos. Mientras arrancaba las enseñas fue detenido por agentes de la Policía Nacional, que en los primeros momentos no le relacionaron con el incendio de Fontellas. Un día más tarde, sin embargo, fue arrestado también por los incendios de las estatuas de la Virgen.
En su declaración ante el juez, el arrestado ha reconocido los hechos y ha confesado que había realizado otros ataques. Este verano, por ejemplo, atacó la iglesia de Ribaforada, la localidad en la que reside, donde arrancó una cruz y destruyó varios libros religiosos. Según el auto judicial, el ciudadano marroquí no había mostrado ningún signo de radicalidad hasta que, este verano, regresó de unas vacaciones en su país natal. En este sentido, en su declaración no sólo confesó los hechos sino que dijo que con ellos «se había ganado el cielo». El arrestado, que quedó en libertad a la espera de juicio, ha sido acusado de sendos delitos de daños, hurto y contra el patrimonio histórico.
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