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Madre e hija se hacen un selfie con su plantación de marihuana.
Una madre sobreprotectora con su hija y un trágico final

Una madre sobreprotectora con su hija y un trágico final

La relación entre Montserrat y su hija es clave en el juicio por el crimen de Isabel Carrasco. El psiquiatra Julio Bobes define a Montserrat como una madre sobreprotectora, incapaz de asimilar las frustraciones de su única hija

OLAYA SUÁREZ

Domingo, 24 de enero 2016, 11:22

Triana quiso pasar de los brazos de «mamá» a los del «partido», pero tantas manos acabaron por ahogarla. Cuentan sus compañeras del colegio de La Asunción que ya desde muy temprana edad su progenitora era su sombra, su guía y su protectora. Pero también su ... yugo. Le reclamaba ser la mejor en todo e incluso una escoliosis, una curvatura de la espalda, se convirtió en una curva muy cerrada para su incipiente vida. Ese defecto físico no entraba en los planes de Montserrat. Fue la primera piedra que Triana se encontró en el camino y a su madre le pareció una montaña. Pero consiguió superarla. Cosa que no pudo hacer con Isabel Carrasco. En esa curva calculó mal y acabó por caer al precipicio. Ahora las dos se enfrentan a 23 años de prisión por ejecutar un plan del que Montserrat se autoinculpa en solitario. El fiscal no se lo cree. En esa simbiosis parecía no haber lugar para un secreto así; al que se podría haber sumado Raquel Gago, la policía local amiga de Triana procesada por los mismos hechos.

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