La gente ha desafiado al calendario y se ha ido a la playa.

¿Por qué no son buenos 31 grados en marzo?

Un doctor explica los efectos que este inusual veranillo puede provocar en nuestro organismo. «Lo ideal es que de un día para otro la temperatura no varíe más de uno o dos grados, si no el cuerpo lo nota»

Yolanda Veiga

Viernes, 10 de marzo 2017, 19:50

Lo de los 31 grados no ha sido solo una sensación. Los marcaba -exactamente 31,5- a las tres menos diez de la tarde de este viernes la estación de Euskalmet en Aranguren, en Zalla. Pero no ha sido la excepción, sino la tónica, porque ... en todos los rincones de Bizkaia se ha disparado la temperatura: 29,8 en Mungia, 28,3 en Elorrio y en Igorre, pasados los 27 en Bilbao... Para este sábado se anuncian 19 de máxima en la capital vizcaína y 14 para el domingo. Un vaivén en el mercurio que pasa factura al cuerpo.

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«Lo de la terracita está muy bien. Desde el punto de vista social 25 grados en marzo es algo fantástico, pero el organismo se resiente. Sobre todo por las oscilaciones térmicas tan brutales», asegura Ezequiel Pérez Campos, doctor del Hospital Asociado Universitario de Requena (Valencia).

El especialista advierte que nuestro sistema respiratorio «no se adapta tan rápidamente a los cambios» del mercurio, que tienen efecto directo sobre las mucosas. «Cuando hace calor de repente se resecan, y se hidratan cuando en poco tiempo se pasa al frío. Estas oscilaciones puede favorecer que se produzcan invasiones de los virus más fácilmente», lo que exige un «cuidado extra» en su protección cuando refresca.

Y luego están las alergias, que se han adelantado este año en el calendario, porque normalmente no las notamos «hasta abril o mayo». «Estas subidas repentinas de temperatura modifican la evolución de los alérgenos, que son las sustancias que provocan las alergias, como los pólenes. La polinización se está precipitando y estamos en unos niveles altísimos porque se está produciendo una floración intensa. Las plantas no saben que estamos en marzo, solo perciben que tenemos 28 grados y, claro, florecen».

El calor en invierno, además de problemas en el sistema respiratorio, afecta también al estado de ánimo. Pérez Campos dice que no hay que confundir la alegría que normalmente provoca el sol con las repercusiones que genera en nuestro sistema anínimo. «En los cambios de estación, primavera y verano, es cuando se producen los repuntes en las depresiones y, en ese sentido, este calor de marzo puede generar un efecto como de primavera desde el punto de vista de los problemas psicológicos».

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De 27 grados... a 2

El doctor ejerce la Medicina en Valencia, donde este viernes han llegado a 30 grados «y a los 32 en Xátiva». «Uno o dos grados arriba o abajo es una variación de temperatura que el cuerpo ni siquiera nota, pero estos días hay quince grados menos de un día para otro, eso es lo perjudicial».

No sabemos ni qué ponernos de ropa.

Queda raro ponerse unas bermudas y unas chancletas, pero realmente hace temperatura para ello, no habría hecho ningún daño a nuestro organismo que hoy hubiéramos salido vestidos como lo haríamos un día de agosto. Eso sí, no hay que olvidar que en cuanto se va el sol los grados descienden bruscamente.

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Tanto que en Vitoria, que a mediodía se han puesto en 27, amanecían con 2, y en 4 se quedarán esta madrugada. En Bilbao la oscilación no ha sido tan exagerada pero sí notable porque la mínima ha bajado hasta los 9 y parecido se espera para mañana.

Atribuye Ezequiel Pérez Campos al cambio climático este invierno inusualmente cálido (aunque no olvidemos que en enero estrenamos las rebajas con el mercurio en negativo), que ha llenado este viernes las playas «porque hacía día para ello». «En verano no se producen cambios así de temperatura. Puede llover y hacer viento, pero no va a haber olas de frío en agosto, mientras que sí está habiendo olas de calor en marzo».

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Una ola de calor que tiene las horas contadas porque el sábado será la jornada de cambio. Según las previsiones de la Agencia Vasca de Meteorología, aunque el día amanecerá primaveral y las máximas todavía «superarán los 20 en numerosos puntos del interior» a mediodía el viento cambiará e «irá en aumento la nubosidad», a la vez que el mercurio irá bajando progresivamente. «Podría llover de manera débil al final de la jornada», advierten. Y que no sorprenda a nadie si el domingo por la tarde graniza, porque entra dentro de las previsiones.

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