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Nerea Vieytez
Martes, 28 de febrero 2017, 16:45
«Hay mucha información en Google de cómo hacerlo y, reitero, ya no solo por Pablo Ráez, sino porque hay miles de niños que necesitan un donante, porque hay miles de enfermos, porque tú que estás leyendo esto podrías necesitarlo en cualquier momento», decía en ... una de sus publicaciones más compartidas en Instagram el joven malagueño fallecido de leucemia el pasado sábado y que protagonizó una campaña en las redes sociales con el objetivo de aumentar el número de donantes de médula ósea. Sus vídeos e imágenes se hicieron virales y llegaron a copar las páginas de periódicos y televisiones.
La muerte de Pablo Ráez, a los 20 años y tras dos de lucha contra la enfermedad, ha generado una gran conmoción por la fuerza y el modo que tuvo de afrontarla. «No sabéis lo importante que es la donación, teniendo en cuenta que somos 46.000.000 de personas en España y solo hay 250.000 donantes» explicaba Pablo a sus seguidores en las redes sociales. El joven consiguió concienciar a mucha gente y las donaciones se multiplicaron.
Lo demuestran los datos del Registro Español de Donantes de Médula Ósea. Hasta septiembre de 2016, última fecha de la que hay estadísticas, el número de donaciones de médula ósea (células madre sanguíneas) alcanzó los 230.000. Además, se registraron donaciones de 60.000 cordones de sangre umbilical (SCU), lo que representa cerca del 10% de todas las reservas mundiales de SCU.
En 2013 la Organización Nacional del Trasplante lanzó un plan con el objetivo de duplicar cifra de donantes para el 2016 y pasar de 100.000 a 200.000. Aunque un año antes ya se había alcanzado esta cifra. Por comunidades, al País Vasco le correspondía aportar 1.200 nuevos donantes al año, y el pasado se inscribieron 1.500. «Una cifra positiva», advierte Lucía Elósegui, coordinadora de trasplantes del Hospital Universitario Donostia, el centro de referencia para todo Euskadi para la donación y trasplante de médula ósea. Y ya hay 12.000 donantes vascos registrados.
Ofrece Elósegui más datos: el año pasado se llevaron a cabo 60 trasplantes alogénicos, lo que significa que las células provienen de otra persona. En 24 de estos casos los donantes eran familiares de los enfermos «y en 36 recibimos células de diferentes partes del mundo, de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra o Israel».
La responsable de Hospital Universitario de Donostia destaca, además, que el 93% de los enfermos que precisaba un trasplante en 2016 encontró un donante compatible. En todos los casos, la búsqueda se realiza primero en el entorno familiar, «donde suele localizar donante en el 25 ó 30% de los casos». Si no es así, «nos ponemos en contacto con el Registro Español de Médula Ósea que gestiona la Fundación Carreras, para que empiecen la búsqueda del donante más compatible entre las personas inscritas en todo el mundo». Si resulta infructuosa, se vuelve a intentar cada semana para rastrear a los nuevos voluntarios. «Hay quien se apunta motivado por algún caso cercano, pero la mayoría viene sin conocer a nadie, porque es generosísima y quiere salvar vidas de gente que no conoce, algo maravilloso», destaca la experta.
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