Una familia inuit del Ártico canadiense durante una ceremonia.

El gen que conquistó el frío

Los inuit heredaron de un homínido extinto, el hombre de Denisova, su capacidad para aguantar temperaturas polares

Luis Alfonso Gámez

Jueves, 22 de diciembre 2016, 01:14

Los inuit resisten el frío polar gracias a un gen de un homínido extinguido hace unos 40.000 años. Según una investigación que publica la revista Molecular Biology and Evolution, los antepasados de los esquimales de Norteamérica y Groenlandia heredaron del hombre de ... Denisova un gen que propicia la producción de calor por la oxidación de un tipo de grasa, lo que les ha permitido vivir en entornos gélidos.

Publicidad

Los denisovanos se definieron en 2010 como una nueva especie humana a partir del ADN de una falange recuperada en los montes Altái (Siberia) que no casaba ni con el nuestro ni con el de los neandertales. La genética ha revelado desde entonces que los humanos modernos nosotros, los Homo sapiens no somos una especie pura, sino el fruto de cruces con otros homínidos según íbamos conquistando el mundo.

Por eso todos los humanos no africanos tenemos entre un 2% y un 4% de herencia neandertal, consecuencia de encuentros sexuales con esa especie en Oriente Próximo u Oriente Medio, y los melanesios y australianos portan entre el 1,9% y el 3,4% de genoma denisovano debido a otra hibridación posterior en Asia. Además, en julio, investigadores españoles descubrieron en el genoma de pigmeos actuales de las islas Andamán, en el océano Índico, fragmentos de ADN de otro homínido que vivió en el sureste asiático y también se cruzó con nuestra especie.

Pocos genes beneficiosos

«La mayoría de los genes de esos homínidos extintos son neutrales o perjudiciales. Nosotros buscamos los pocos que hay beneficiosos», explica Fernando Racimo, investigador del Centro del Genoma de Nueva York y autor principal del trabajo sobre los inuit. Al comparar el genoma de 200 esquimales de Groenlandia con los de otros mil humanos actuales, humanos antiguos, neandertales y denisovanos, su equipo descubrió en los inuit una variante del gen TBX15 similar a la del hombre de Denisova.

Publicidad

«La secuencia de ADN inuit en esa región casa muy bien con el genoma denisovano y se diferencia claramente de las de otros humanos actuales, aunque no podemos descartar la posibilidad de que proceda de otro homínido arcaico cuyo genoma desconozcamos. Ese gen ayudó a los inuit a adaptarse al frío ártico como otro gen denisovano, EPAS1, ayudó a los tibetanos a sobrevivir a las condiciones de hipoxia falta de oxígeno a gran altitud», dice el genetista argentino.

En opinión de Racimo, la hibridación entre nuestros antepasados y los denisovanos es un buen indicador de que, al igual que los neandertales, esos homínidos asiáticos no eran tan diferentes de nosotros. «De la morfología de los denisovanos sabemos muy poco, por los pocos fósiles encontrados, pero de los neandertales sabemos que no eran tan primitivos, que tenían mayor capacidad craneal que nosotros y que eran diferentes, pero no tanto», explica el investigador.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad