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Luis Alfonso Gámez
Martes, 3 de mayo 2016, 00:58
No hay nada en los europeos actuales de los primeros Homo sapiens que llegaron al continente desde África. Un estudio del ADN de 51 individuos que vivieron en Europa entre hace 45.000 y 7.000 años demuestra eso y que en la Edad del Hielo se registraron importantes migraciones y reemplazos poblacionales. «Este trabajo revela un panorama complejo que desmiente, si alguien lo ha creído alguna vez, que el Paleolítico Superior se resumía en que los humanos modernos llegaban a Europa hace 45.000 años y hace 8.000 se encontraban con ellos los agricultores que venían de Oriente Próximo», explica el paleogenetista del CSIC Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y que no ha participado en la investigación que publica Nature, pero ha sido su revisor.
La última Edad del Hielo empezó hace 100.000 años y terminó hace 12.000. A esa Europa fría llegaron nuestros antepasados hace unos 45.000 años, causando poco después la desaparición de los neandertales, que habían evolucionado en el continente a partir de una emigración africana anterior. Según el estudio que ahora han hecho 64 científicos de varios países liderados por David Reich, de la Escuela de Medicina de Harvard, los H. sapiens que conquistaron Europa no dejaron descendencia.
La genética demuestra que el árbol genealógico de los europeos actuales se remonta hasta una población del noroeste continental de hace unos 35.000 años con la que estaría emparentada la Dama Roja de la cueva cántabra de El Mirón. Serían los introductores de la cultura auriñaciense. En el máximo glaciar, entre hace 25.000 y 19.000 años, el hielo cubrió gran parte del continente. Entonces, algunas poblaciones se extinguieron y otras se refugiaron en el sur del continente. La genética confirma que, cuando los hielos se retiraron hace 19.000 años, los grupos refugiados en el suroeste europeo (la Península Ibérica) repoblaron las zonas antes abandonadas. Cinco milenios después, llegó otra oleada migratoria de Oriente Próximo que extendió sus genes por todo el continente. «Vemos un nuevo reemplazo de población en Europa y esta vez viene del Este, no del Oeste», indica Reich.
Aunque no lo dicen explícitamente, los autores dejan entrever que los cambios culturales en la Europa de la Edad del Hielo tuvieron más que ver con la llegada de nuevas poblaciones que con la transmisión de ideas. Si los antepasados más antiguos de los europeos actuales fueron los portadores de la cultura auriñaciense, «en los datos parece haber implícito que la gravetiense llegó con una población genéticamente diferenciada hace entre 34.000 y 30.000 años. Y lo mismo parece ocurrir con el magdaleniense y el mesolítico», apunta Lalueza-Fox. El estudio demuestra también que la cantidad de genoma neandertal en los H. sapiens europeos ha descendido del 3%-6% al 2% en 45.000 años.
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