![¿Por qué llevamos los calzoncillos desgastados y hasta con agujeros?](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/pre2017/multimedia/noticias/201703/01/media/cortadas/desfile-calzoncillos-kDLB-U212491581838cEF-490x578@El%20Correo.jpg)
![¿Por qué llevamos los calzoncillos desgastados y hasta con agujeros?](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/pre2017/multimedia/noticias/201703/01/media/cortadas/desfile-calzoncillos-kDLB-U212491581838cEF-490x578@El%20Correo.jpg)
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Luis Gómez
Sábado, 4 de marzo 2017, 00:54
¿Somos los hombres más descuidados que las mujeres con nuestro aspecto interior y, por tanto, con aquello que no se ve? Hablemos claro: ¿somos de fiar con nuestra ropa más íntima? ¿Damos los hombres la talla en el día a día y en los momentos más especiales o nos importa un pimiento cómo vestir por dentro? De atender algunos estudios, surgen dudas más que razonables y, desde luego, no quedamos precisamente en muy buen lugar. Un estudio de Zeeman, empresa holandesa de 'low cost' dedicada a la producción de prendas textiles para toda la familia - cuenta con más de 1.280 tiendas repartidas por siete países europeos, incluida España-, echa por tierra la reputación masculina.
¿Por qué? La respuesta es para sacar los colores a más de uno. O, más concretamente, al 45% de la población masculina europea, que confiesa usar «regularmente», que no de modo «excepcional», ropa interior desgastada o incluso con algún que otro agujero. La mayoría de ellos apunta «a la falta de interés» como motivo principal para no renovar su fondo de armario ni preocuparse por su imagen (y la de sus parejas). Porque este desdén por el aspecto interior acaba afectando también a ellas, paganas de semejante desidia. De hecho, la encuesta tiene un tinte claramente femenino, ya que no incluye la opinión de ningún hombre. Zeeman ha recabado las consideraciones de 1.225 mujeres. La encuesta se llevó a cabo entre el 6 y el 9 de diciembre del año pasado en Holanda, Luxemburgo, Bélgica, Alemania y Francia. Las consultadas tenían, al menos, 18 años y vivían con una pareja masculina.
Son varias las razones que explican por qué a tantos hombres les cuesta desprenderse de sus viejos calzoncillos no especifica si son más partidarios de los slips o los tipo boxer, por muy deteriorados que estén e incluso rotos por distintos sitios. Es lo que se llama apego. El 29% acepta que a sus viejos calzoncillos se les ha echado el tiempo encima, por mucho que les cueste reconocerlo, pero, por el contrario, valoran su «comodidad» para seguir tirando de ellos. Mientras, el 17% les tiene un «cariño tremendo», pese a terminar cedidos de tanto uso. Que fuesen regalos de madres y abuelas es posible que siga pesando también lo suyo.
En cualquier caso, Zeeman ha llegado a una conclusión que pone los pelos de punta: al 46% de los hombres no especifica si también a los solteros no les interesa nada su ropa interior. Pero hay más todavía. Al 26% no le apetece gastar tiempo (ni dinero, se sobrentiende) en renovar los cajones donde apilan los calzoncillos junto a camisetas y calcetines. Y, lo que aún es peor: el 23% ni siquiera considera que sus calzoncillos estén «desgastados». Como no hay mal que por bien no venga, la compañía holandesa, fundada en 1967, ha aprovechado la coyuntura para poner a la venta una línea de ropa interior masculina de precios baratos compuesta por boxers y calzoncillos con un diseño cómodo y buen ajuste.
Lo curioso de este peculiar informe es que las empresas de ropa interior masculinas facturan más que nunca. Y no sólo eso. Las grandes marcas de lujo han encontrado en este sector uno de sus principales nichos de mercado. Es decir, que se venden más calzoncillos que nunca. Se acabaron los tiempos uniformes del 'abanderado'. Se adivina un gran negocio en ciernes.
Con la goma floja
Recuerda la revista 'GQ' que el diseñador Tom Ford lanzará próximamente una línea de ropa interior para hombre, mientras que Calvin Klein, el rey de los calzoncillos 'cool', ha rescatado sus legendarios gayumbos de 1981 uno de los valores seguros de la marca para destacarlos en su recién estrenada campaña, con Raf Simons al frente de la dirección creativa. Y eso pese a que la vida media de estas prendas es de 10 años. En serio. Sí han leído bien. Incluso con la goma floja, pero 10 años. 'GQ' prevé tiempos de gloria para esta prenda. En momentos en los que la economía va regular, subraya, el hombre no se siente cómodo comprando un accesorio que no considera prioritario. «Pero cuando el dinero repunta es el momento de comprar».
La revista echa mano de estadísticas y recuerda que en 2008 las ventas de ropa interior masculina se desplomaron un 28%. Por contra, a partir de 2009, comenzaron a subir ligeramente hasta que en 2012 se dispararon un 13%; y desde esa fecha hasta el año pasado cada ejercicio ha crecido un 6% de media. Remarca que sólo entre 2009 y 2016 los ingresos por venta de prendas íntimas masculinas aumentaron en Estados Unidos más de 1.000 millones de dólares. Los responsables de estilismo de la publicación sostienen la teoría de que aunque la ropa interior es «un producto necesario, que todos los hombres tienen que usar siempre, o eso queremos creer, se renueva tradicionalmente poco».
¿Pero qué calzoncillos encabezan la lista de ventas y preferencias? Según una encuesta realizada por First Insight, el modelo 'trunk' ha aumentado casi un 50% en los últimos tres años. El 'trunk' sería el boxer corto, un híbrido, según la revista, entre el tradicional más largo y el 'brief' (el turbo de toda la vida); «esto es, apretado pero no demasiado largo». Su éxito radica en su estética, pero también en su utilidad para realizar deporte.
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