De veraneo en Mallorca, donde no suele faltar al curso de vela con sus primos. En 2014 andaba de morros con los fotógrafos.

El infante rebelde

Froilán cumplirá los 18 en una semana con toda la presión mediática que le ha perseguido desde que nació. Sus íntimos aseguran que «ha madurado»

Julia Fernández

Sábado, 9 de julio 2016, 01:30

Falta una semana, pero todos (padres, primos, amigos...) andan de cabeza. Froilán, el verso suelto de la familia del Rey, llega el próximo domingo 17 a la mayoría de edad. Un acontecimiento con mayúsculas para todos, su gente y su otra gente, la de la ... prensa, a la que ha dado más titulares que el propio soberano de España, eso sí, muy a su pesar. Desde luego, cumplir los 18 es un momento digno de celebrarse. Lo que no está claro es qué va a hacer el interesado. Unos dicen que habrá merienda en Zarzuela, aunque el chaval ya no está en la edad del bocadillo de Nocilla (sobre todo por su alergia a los frutos secos) y la Fanta de naranja. Otros apuestan por una reunión en el club privado Puerta de Hierro. Y desde su local favorito, Teatro Barceló (una discoteca, no se dejen llevar por el nombre), apuntan a que el protagonista se ha interesado por sus servicios.

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Pero como casi siempre cuando de Froilán se habla, hay más especulaciones que verdades absolutas. Ni sus padres, ni su círculo cercano confirman nada. Mucho menos, portavoces oficiales de los Borbones. Si el hijo de la infanta Elena celebra sus 18 años es algo que pertenece a su esfera privada. El problema es que el chico hace tiempo que perdió esa intimidad. «Su dimensión mediática se la debe a su condición de sobrino del actual monarca y nieto del soberano emérito», explica Antonio Rossi, periodista y colaborador de El programa de Ana Rosa. Pero no solo tiene tirón por eso: su carácter campechano, al estilo del de su abuelo paterno, ha jugado un papel importante. «No es un miembro de la familia del Rey al uso».

Pipe -que nació de madrugada y dando guerra en un parto difícil, de 16 horas- ha servido en bandeja a la prensa jugosas historias. Algunas tan increíbles como la de hace unas semanas, cuando recién aterrizado de EE UU, donde estudia el bachillerato, acabó en busca y captura por la Policía. Al parecer, acudió a su discoteca predilecta y le fueron a buscar unos agentes ante la preocupación de su padre. Dicen que Jaime de Marichalar, recién llegado de un viaje de trabajo a París, se encontró el nido de Ortega y Gasset vacío y puso el grito en el cielo. O mejor dicho, en el 091. Aunque, por lo visto, se trata de una leyenda urbana porque el exyerno real lo ha desmentido: «No me explico esa capacidad para inventar historias».

Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, que inauguró la undécima generación de la dinastía Borbón en España, «es un chico muy espabilado», apunta la periodista Rosa Villacastín. A diferencia de los hijos de la infanta Cristina, o de Leonor y Sofía, siempre se ha mostrado como un crío «abierto y espontáneo», lo que ha dado lugar a situaciones a veces cómicas, a veces trágicas, como la de su disparo accidental en un pie durante una escapada a Soria con su padre en 2012. Sin embargo, «no ha sido tan malo» como lo pintan, insiste la también escritora.

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Lo que pasa es que sus trastadas son siempre mediáticas. Empezando por la primera, durante la boda de don Felipe y doña Letizia. En plena ceremonia, el crío -que tenía cinco años- propinó una patada a su prima Victoria. Fue un acto sin mayor trascendencia, pero lo vieron 25 millones de personas y se quedó con el sambenito. A partir de aquello, nadie le perdía de vista en sus apariciones. Y el chaval no defraudaba a base de peinetas y mohínes a los fotógrafos, su eterna pesadilla, un rasgo heredado de su madre, que a su edad también era terrible con ellos. Una de las anécdotas más curiosas ocurrió durante el posado estival en Marivent en 2013. Cansado de tanto flash, les espetó: «¿Cuantas fotos lleváis ya?». Se ganó una buena colleja materna.

En Mallorca, donde pasa parte del verano con su hermana Victoria Federica (el resto va a Sotogrande) es donde ha amasado esa fama de rebelde y violento. Sobre todo tras un incidente con Pablo Urdangarin en una fiesta en el club de vela de Calanova. A Froilán le sentó muy mal que su primo le robase un cupcake, agarró una brocheta, le atizó y luego se liaron a cabezazos. Acabaron separándolos sin que la sangre llegara al río... O en este caso al mar. Meses después tuvo otro encontronazo parecido con un amigo en Baqueira Beret, con pillada de paparazzi incluida, para disgusto de sus padres.

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Y es que la infanta y Jaime de Marichalar «han sufrido bastante por la fama» de su vástago: «Sobre todo, por las repercusiones que pudiera tener en su vida social y escolar», señala Villacastín. «Es una aberración que un chico menor de edad haya sido protagonista de tantas informaciones públicas, con el añadido de que muchas eran negativas hacia su persona y el agravante de que muchas eran falsas», reprende el escritor y experto en Casa Real Fermín Urbiola. Ejemplo de esto último fueron su supuesta simpatía por Podemos y su presunto incidente con un chino en un parque de atracciones de Madrid. Todo ello acabó desmentido por sus progenitores que, pese a no lograr recomponer su matrimonio, siempre han mantenido una excelente relación para educar a sus hijos, especialmente a Froilán.

«Ambos hablan mucho con él», desvela Villacastín. Incluso en los periodos que ha pasado fuera de casa, que han sido unos cuantos. A los 12 años le matricularon en un internado británico. La intención era alejarlo de la tormenta mediática para que se centrase en los estudios, que nunca le han gustado demasiado, como a tantos adolescentes. «Se le ha juzgado como una persona mayor cuando solo era un niño», insiste Villacastín. Doña Elena eligió Inglaterra pensando en que, como le sucedió a ella, viviría grandes momentos allí. Sin embargo, a su hijo el curso se le hizo bola y al acabarlo, volvió a Madrid, al exclusivo colegio de El Pilar, donde estudiaron Aznar y Rubalcaba.

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De Carlota a Marta

A los 14 empezó a salir y se lió una buena. Su carácter decidido y sus «dotes de líder» le llevaron a repartir entradas entre sus compañeros para la Joy Slava en su sesión light (sin alcohol). Este movimiento agitó de nuevo el avispero. «Jugó a ser relaciones públicas y esto inevitablemente suscita interés», detalla Antonio Rossi. Lo hizo, además, en un local conocido dentro de la Familia Real. «A Cristina y a Felipe también les gustaba ir. Y claro que se hablaba de ello, aunque menos porque había menos medios», aporta Villacastín. Aunue Urbiola insiste: «Hay que hacer un examen de conciencia y analizar si este tipo de informaciones son útiles para alguien y si se deben publicar».

En 2014, después de suspender segundo de la ESO, volvió a un internado, esta vez en Sigüenza, el mismo en el que estudió su padre. Y aunque sacó el curso y se echó novia -de nombre Carlota-, la experiencia tampoco resultó fetén. De ahí que los Reyes eméritos aconsejaran a su hija y a su exyerno que le enviaran de nuevo al extranjero. El lugar elegido fue una academia militar en Virginia, donde el curso cuesta entre 27.000 y 38.000 euros, una cantidad que, al parecer, sufraga doña Sofía. Los aires americanos y la distancia han sentado muy bien al chaval, que ha dado el estirón y afinado la figura en nueve meses. También «ha madurado», coinciden desde su círculo. Y eso se refleja en las buenas calificaciones obtenidas.

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El mes pasado aterrizó de nuevo en Madrid y, aunque continúan las polémicas, se le ve más serio y centrado. Además, hace gala de la buena relación que mantiene con sus padres y su abuelo, a los que ha acompañado a los toros, una afición que le encanta. En estas cuatro semanas parece ser que también ha tenido tiempo de presentar a su nueva chica -se llama Marta- en casa. Queda por saber cómo celebrará esos benditos 18. Villacastín apuesta a que será «como él quiera. Si no desea aparecer en la prensa, anda que no tiene fincas blindadas a su alcance».

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