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darío menor
Jueves, 7 de julio 2016, 01:34
Hodei Egiluz y Beau Solomon no se conocían, pero podían haberse hecho amigos si hubieran coincidido. Con edades similares e iguales ganas de salir de casa para conocer mundo y abrirse un porvenir, los dos jóvenes han acabado unidos por la misma forma trágica y ... absurda de morir. Originario de Galdakao, Hodei, de 23 años, desapareció en la madrugada del 19 de octubre de 2013 en la ciudad belga de Amberes, donde llevaba siete meses trabajando como ingeniero informático. Durante casi dos años y medio no hubo noticias de él: sólo se supo que aquella noche fue asaltado dos veces cuando volvía a casa tras salir con unos amigos. Finalmente su cuerpo fue hallado el pasado mes de febrero en el río Escalda durante unas obras en la zona de muelles de Kattendijkdok. El caso de Hodei todavía no ha sido esclarecido.
A Beau le ha dado menos tiempo para disfrutar de su ciudad de acogida, Roma. Este estadounidense de 19 años que deseaba convertirse en abogado sólo llevaba un día en la capital italiana, donde pensaba seguir un curso de verano en la universidad John Cabot. Beau celebró su llegada a la ciudad como es habitual a esa edad: yéndose de fiesta con los amigos. En la madrugada del pasado viernes abandonó solo el bar donde se encontraban sus compañeros y, aparentemente borracho, según algunos testigos, se puso a caminar por la zona del puente Garibaldi, situado en la zona de Trastevere, el céntrico barrio donde está ubicada su universidad. Dos delincuentes aprovecharon la falta de reflejos de Beau debido a los efectos del alcohol para robarle la tarjeta de crédito, que en los días siguientes fue utilizada para realizar varias compras en Milán. Si se hubiera quedado ahí, sólo habría sido una mala noche para este joven que sabía bien lo que significa sufrir, pues durante más de la mitad de su vida padeció histiocitosis, un enfermedad que afecta a las células inmunitarias.
El encuentro que acabó resultando fatal para Beau fue el que tuvo con Massimo Galioto, un indigente de unos 40 años que vive junto a otros toxicómanos a la orilla del Tíber. Por motivos desconocidos, los dos empezaron a pelear y el joven se llevó la peor parte: recibió dos patadas y un empujón con el que acabó en el río, que en esa zona lleva una fuerte corriente ya que se abre en dos brazos para rodear la isla Tiberina. Tras arrojarlo al agua, Galioto no huyó: se fue a dormir a su tienda de campaña, según explicó su novia. La Policía italiana comenzó a buscar al joven después de que su compañero de habitación denunciara su desaparición: el cuerpo sin vida fue hallado en el Tíber el lunes y al día siguiente, Galioto fue detenido.
El Papa Francisco recibió ayer en una audiencia privada en el Vaticano a los padres del joven estadounidense para consolarles. Les dio las condolencias y les aseguró su «proximidad en la oración al Señor».
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