Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Octavio Igea
Sábado, 25 de junio 2016, 03:27
El Gobierno vasco consiguió aprobar su presupuesto para 2016 tras alcanzar un pacto con el PSE que, entre otros asuntos, obligaba al Ejecutivo autonómico a no destinar ni un euro más a Gran Enara y Angosto, dos ambiciosos proyectos para buscar gas en el subsuelo ... de la Llanada alavesa y el norte de Burgos en los que Lakua lleva trabajando casi una década. Se cerraba así la puerta a unas exploraciones que requerían utilizar la controvertida técnica del fracking para hacer aflorar los hidrocarburos, pero es posible que los planes puedan resucitar. El Departamento de Desarrollo Económico y Competitividad, responsable de las investigaciones, está «valorando técnicamente» la posibilidad de reanudar la búsqueda del gas sin apelar a la polémica perforación hidráulica que tanto rechazo social ha creado. Y que el Parlamento vasco llegó a prohibir el pasado verano mediante una ley que actualmente se encuentra suspendida por el Tribunal Constitucional. Emplear «métodos convencionales» de rastreo supondría hacer perforaciones menos profundas, lo que complica que la extracción y la explotación de un yacimiento sea rentable.
Pese a la controversia social y la incoherencia que supone acatar una ley antifracking pero no abandonar los proyectos Gran Enara y Angosto, portavoces de Lakua han reiterado durante los últimos meses que iban a mantener las investigaciones «hasta donde permitiera la ley». Aunque se ha cerrado el grifo de la aportación pública, entre 2008 y 2015 el Gobierno vasco ha destinado a las labores casi tres millones de euros y queda remanente. Además, el Ejecutivo autonómico trabaja en colaboración con varias petroleras norteamericanas, propietarias del 56% de los derechos de los proyectos, que sí pueden invertir.
Con este soporte, el Gobierno vasco pretende seguir adelante por tres razones. Porque quiere saber el tamaño de ese yacimiento que esconde el subsuelo de Álava -se llegó a decir que podría abastecer a Euskadi durante 60 años, aunque es una mera estimación-; porque busca desesperadamente hidrocarburos propios que reduzcan la dependencia energética del territorio -se gasta 3.000 millones anuales para importar todos los recursos que se consumen-; y porque quiere elevar paulatinamente el consumo de gas para reducir el de combustibles fósiles como el petróleo.
Seguir adelante también presenta importantes obstáculos. El principal es el tiempo, ya que los permisos de exploración caducan en 2017 y en principio no hay opción de prórroga -se obtuvo una en 2011-. Los proyectos siguen en una fase muy incipiente y es matemáticamente imposible realizar siquiera un sondeo de prueba antes de cuatro ó cinco años. A eso se suma que las empresas están perdiendo el interés en la búsqueda de gas porque cada vez hay más trabas administrativas y porque la bajada del precio del crudo hace que embarcarse en el caro proceso de buscar gas sea una apuesta muy arriesgada por la que no muchos apuestan ahora mismo.
La petrolera BNK ha anunciado que abandona el proyecto Sedano, con el que pretendía utilizar la técnica del fracking para perforar seis pozos en el norte de Burgos, debido a los malos resultados económicos que obtuvo el pasado año en sus campañas de investigación. Especialmente, en Polonia. No obstante, portavoces de la firma han anunciado que siguen adelante con Urraca, el plan para buscar gas en Las Merindades y Álava ejecutando cuatro pozos más. El proceso, que culminaría en el entorno de Villarcayo y Medina de Pomar con la primera perforación hidráulica que se realiza en España, mantiene en pie de guerra a los vecinos de la zona desde hace varios años, pero BNK se mantiene inflexible está a punto de obtener el permiso medioambiental del Gobierno central y las máquinas podrían empezar a taladrar en el entorno el próximo año.
La roca madre
Precisamente, según los expertos consultados, la búsqueda de gas en Álava y Burgos es especialmente arriesgada sin usar el fracking. ¿Por qué? La denostada perforación hidráulica sondea a 4.000 metros de profundidad, alcanzando la roca madre sobre la que se asientan las bolsas de hidrocarburos más importantes, y sus inyecciones de agua -y productos químicos- a presión ayudan a alcanzar incluso yacimientos ocultos en el interior de la propia roca. Los métodos convencionales a los que apela ahora el Gobierno vasco no llegarían tan abajo, al origen, y únicamente recogerían los hidrocarburos que han ido elevándose hacia las capas superiores de la litosfera con el paso de los siglos y los movimientos geológicos.
El matiz es importante porque establecer un pozo de extracción de gas no es una operación barata, cuesta más de 10 millones de euros, y los proyectos solo llegan a iniciar el proceso de extracción si se garantiza que la cantidad de hidrocarburos que va a poder comercializarse cubriría esa inversión y permitiría obtener rendimientos económicos. Si se llega a un yacimiento menor es más complicado, especialmente teniendo en cuenta que el precio del gas se está desplomando.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.