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Iban Garbayo
Domingo, 19 de junio 2016, 01:05
Cada día miles de mujeres en el mundo se hacen un test de embarazo casero, de esos que se pueden comprar en las farmacias y que anuncian, tras analizar unas simples gotas de orina, si un bebé viene de camino o no. El resultado de ... una acción tan simple, que apenas requiere unos segundos, va siempre precedido de un cúmulo de nervios. Por la esperanza de ser madre o por la angustia por la misma causa si no se desea. Hace apenas 30 años, maternidad y matrimonio iban casi indisolublemente unidas. En Euskadi y en España. Las madres solteras eran casi una excepción. Una ínfima minoría. Con el paso del tiempo, los profundos cambios sociales registrados y la aparición normalizada de nuevos tipos de familia, se ha convertido en una opción extraordinariamente elegida. En la mayoría de los casos, por libre elección. Los niños nacidos fuera del matrimonio ya representan el 41,55% del total de los alumbramientos en el País Vasco, según los últimos datos del Eustat, correspondientes al pasado ejercicio.
A mediados de los 80, cuando se remontan los primeros registros del Instituto Vasco de Estadística, menos del 6% de los bebés habían sido alumbrados por madres no casadas. De los 20.094 vascos que nacieron en 1986, sólo 1.178 se encontraban en esta situación. Desde entonces la cifra se ha multiplicado por siete. El pasado año vieron la luz 18.571 niños en Euskadi. De ellos, 7.791 lo hicieron fuera del matrimonio.
Esta profundo cambio es consecuencia de la configuración de los nuevos hogares. «Las familias son ahora muy diversas. Están las parejas de hecho, pero también las que no formalizan la unión, las homosexuales, las madres solteras... No es más que una opción que se da en nuestra sociedad y que antes no se daba porque estaba muy penalizada», explica María Silvestre, socióloga y profesora de la Universidad de Deusto.
El crecimiento de las madres solteras ha sido espectacular en las últimas décadas y se ha acelerado en los últimos años pese al descenso de la natalidad. En 1996, un 10,52% de las mujeres que dieron a luz eran solteras. El porcentaje se había doblado con creces (hasta el 24,73%) en 2006.
Sociedad secularizada
¿Qué explica este fenómeno? En 1981 el Código Civil estableció la igualdad ante la ley de los hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio. De la España mayoritariamente católica y practicante de aquella época se ha pasado a una sociedad en la que la securalización ha registrado un imparable ascenso, mientras las prácticas religiosas y la influencia de la Iglesia han perdido peso. Las nuevas generaciones han empezado a ver el matrimonio como una 'atadura' y se ha extendido la convivencia en pareja sin casarse, ni siquiera por lo civil, o como una experiencia previa al matrimonio (si finalmente se produce). Un dato revelador: en Euskadi el pasado año solo se registraron 6.856 casamientos, frente a los 10.000 de hace una década. Además, las mujeres, más formadas e independientes económicamente, ni buscan ni necesitan la seguridad matrimonial para procrear.
«Ahora no se penaliza social y culturalmente como antes el hecho de que una pareja tenga descendencia y que, más adelante, decida formalizar su relación ya sea por una boda civil o religiosa», explica Silvestre. «Es algo que se vive con bastante normalidad. Son nuevas pautas para formar hogares que la sociedad vasca ha aceptado con naturalidad».
Sin embargo, aún existen ciertas resistencias. Algunos sectores no aprueban esos cambios sociales, sobre todo cuando la madre es muy joven y no se trata de «una decisión abierta y pensada». «Sigue habiendo problemas en determinados entornos y determinadas culturas. A pesar de que está bastante aceptado que una mujer decida tener hijos sola, sí es cierto que luego sufre otro tipo de carencias», concluye Silvestre.
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