Agosto 2015, en la Base de Lanzamiento de la Guayana Francesa. A sus espaldas, el cohete ‘Ariane 5’, pocas horas antes de lanzarse.

«Vivir en París para un vitoriano no es fácil»

Lander Ruiz de Ocenda, ingeniero en estructuras de cohetes, lleva quince años fuera de casa, y hace cuatro cumplió su sueño de trabajar para la Agencia Espacial en Francia

iratxe gómez bringas

Domingo, 3 de abril 2016, 02:21

Nunca la frase de un hermano mayor pudo marcar tanto. «Tú has nacido para ser astronauta», le auguró a un niño que no levantaba un palmo del suelo. Ese renacuajo era Lander Ruiz de Ocenda que cuando tuvo que decidir hacia dónde encaminar sus estudios, ... lo tuvo claro: «Pensé en el espacio». Y no es que tuviera la cabeza en la Luna, sino que quería dedicarse de forma profesional a su pasión. Y por aquella época, hace quince años, sólo podía prepararse para ello en Madrid, en la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos. Una carrera difícil, cuya media de años para obtener el título se asienta en siete. Este vitoriano no rompió las estadísticas.

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Si quería hacerse un hueco en esta área, tenía que irse a la cuna europea de la materia, a Francia. Así que para el proyecto de fin de carrera se buscó por sus propios medios una cooperación franco-china para realizar su trabajo en torno a la arquitectura y la organización de un satélite. Coincidió, además, que su novia trabajaba en Toulouse, donde tiene su sede la Agencia Espacial Francesa. Nada más terminar el proyecto y la carrera, se mudó definitivamente a la ciudad francesa, la meca de la aeronáutica.

Pocos meses después de trasladarse a Toulouse, Ruiz de Ocenda encontró trabajo, pero en el área de la aeronáutica, como era de esperar en un principio. En una empresa privada que trabajaba para Airbus, y donde estuvo tres años con contrato indefinido. «Me gustaba lo que estaba haciendo, pero mi sueño era trabajar en el sector espacial, así que en cuanto tuve la oportunidad, la aproveché», reconoce. Y llegó su momento: le ofrecieron un contrato temporal en la Agencia Espacial Francesa y no dudó en aceptarlo, a pesar de renunciar a un contrato indefinido, y tener que mudarse a París. «Estaba contento por la decisión. Mi sueño y mi pasión estaban por delante».

De nuevo tuvo suerte porque al año de entrar se abrió una vacante con un trabajo fijo en el mismo departamento donde estaba trabajando. Es en el campo de los cohetes, donde desempeña actualmente su profesión, donde se mueve en dos sentidos. Como ingeniero especialista en estructuras de cohetes, debe marcar y seguir unas directrices que cumplan todas las estructuras que se llevan a cabo en Europa. Y garantizar esas políticas europeas, así como orientar y acompañar a aquellas empresas privadas que contribuyen en el diseño de proyectos de cohetes europeos. «Hay un aspecto más estratégico, ya que tenemos que estar por delante de la empresa privada. Es decir, imaginar o prever mediante investigación lo que será el futuro en el campo de los cohetes. Así como mantener nuestra posición puntera en este terreno», explica.

«Mucha multiculturalidad»

Para este vasco, es una gran responsabilidad porque es el único representante de Euskadi en la Agencia Espacial Francesa. Con respecto al número total de españoles en su departamento, hay seis o siete en un departamento de 220 trabajadores. Existe mucha multiculturalidad, pero al tratarse de una estructura delicada y estratégica toda la plantilla está integrada por europeos. Los horarios, en cambio, resultan similares a cualquier empresa privada. En Francia, por ley, son 35 horas semanales. Aunque como confiesa Ruiz de Ocenda: «No cuento las horas que hago». En su trabajo hay mucha pasión, aunque tampoco está bien visto meter horas de más al tratarse de funcionarios.

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Su sueño le ha obligado a dejar muchas cosas atrás, y adaptarse a una gran ciudad. «Vivir en París para alguien nacido en Vitoria no es fácil», admite. A pesar de que este vasco ya está acostumbrado porque completó la carrera en Madrid. Aun así, admite que se «pierde mucho tiempo» con el transporte público. Pero reconoce, al mismo tiempo, que es una ciudad impresionante, y cuando tiene tiempo libre, aprovecha las muchas alternativas culturales que ofrece la capital francesa. La calidad de vida, sin embargo, es algo inferior a ciudades como Toulouse. «París es más impersonal. Pero esto es un mal menor, teniendo en cuenta el objetivo profesional que he alcanzado».

Este alavés es consciente de que pocos pueden presumir de alcanzar su meta profesional. Sin embargo, analiza críticamente la fuga de cerebros que «está de moda o es tan necesaria en estos tiempos». «Trabajar fuera está sobrevalorado. A mí me resulta muy difícil estar alejado de mi familia y amigos. Te pierdes muchas cosas. ¿Las personas con trabajos reconocidos en el extranjero tienen éxito? Diría que depende de lo que priorices en tu vida y tener a la familia a tanta distancia, no compensa en muchas ocasiones». Una crítica sin dejar de sentirse afortunado por la oportunidad laboral que le han ofrecido en Francia. Ruiz de Ocenda parte con una ventaja. Allí se siente menos solo, al estar acompañado de su pareja.

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Tanto se ha adaptado que ya le dicen que es medio francés. Hasta tiene acento cuando habla en castellano, y le cuesta describir su trabajo en su idioma natal. «Es una forma de vida totalmente distinta, hasta en su comportamiento, forma de hablar, o su estilo a la hora de vestir». París resulta una ciudad fría en la que «cada uno va a lo suyo», y es complicado que te saluden por la calle, o hacer relaciones de amistad, lamenta.

Pero no deja de sentir cariño hacia la capital gala, y sentirse estremecido al recordar los atentados del 13 de Noviembre. «Nos cogió a mi novia y a mí en Nueva Zelanda. Ha marcado mucho el ritmo de la ciudad. Las semanas posteriores se vivió cierta psicosis. Algo lógico. A día de hoy, se sigue notando en la presencia de militares en las grandes estaciones, metro y aeropuertos».

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Con todo, en un futuro a medio plazo, Ruiz de Ocenda se ve viviendo con su pareja en Toulouse. «Tiene sede la Agencia Espacial y, allí hicimos buenos amigos, además de estar más cerca del País Vasco».

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