Octavio Igea
Domingo, 3 de abril 2016, 02:21
El problema de la Y vasca no es únicamente que los accesos a las capitales no acaben de concretarse o que la fecha fijada por el Ministerio de Fomento para su inauguración -2019- sea una absoluta quimera. Los contratiempos también se acumulan ahora a pie ... de obra y sus costes empiezan a ser significativos. Paralizar el tramo Hernani-Astigarraga, cuyas labores llevan detenidas 14 meses, le ha costado hasta la fecha al Gobierno vasco 2,1 millones de euros. La factura incluye cerramientos especiales, finiquitos de mano de obra, mantenimiento, refuerzo de la seguridad... y no es la única. El Ejecutivo autonómico ha confirmado que desde febrero también tiene detenidas las obras en otros tres tajos de Gipuzkoa: los de Antzuola-Ezkio Itsaso este y oeste y el Hernialde-Zizurkil. Atajar la aparición de «problemas geotécnicos imprevistos» requiere una inyección económica extra, los famosos modificados presupuestarios, que no acaba de llegar. Les precede una larga tramitación y, según Lakua, la autorización final de Fomento todavía sin dar.
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El cálculo exacto del coste que tiene paralizar obras en la Y vasca lo acaba de ofrecer la propia consejera de Medio Ambiente y Política Territorial, Ana Oregi, en una respuesta parlamentaria. Aunque hace apenas tres días aseguraba en una entrevista radiofónica que las labores del ramal guipuzcoano del tren de alta velocidad (TAV) -cuya ejecución asume Lakua adelantando un dinero que luego le devuelve Fomento vía Cupo- «siguen adelante», la realidad es que algunos tajos están parados. Cerrados a cal y canto su coste global de mantenimiento es de 560.000 euros mensuales.
El mayor quebradero se encuentra entre Hernani y Astigarraga -150.000 euros de mantenimiento mensuales-. El tramo comenzó a construirse en 2011 y se paralizó el 15 de enero de 2015, cuando el grado de ejecución rozaba apenas el 19%. Explicado en pocas palabras, el problema es que la idea inicial era levantar en la zona una de las estaciones del TAV, pero los recortes llevaron a Fomento a repensar el plan y plantear un nuevo tramo sin apeadero. El cambio obliga a realizar ajustes económicos y de reserva de suelo, coordinar a los ayuntamientos de San Sebastián, Hernani y Astigarraga con el Consorcio de Aguas del Añarbe, la Agencia Vasca del Agua y la Demarcación de Costas, pero, sobre todo, requiere que se elabore un nuevo proyecto y un modificado presupuestario que se está demorando. Fuentes de Euskal Trenbide Sarea (ETS), la sociedad pública que levanta el TAV en Gipuzkoa, creen que la obra podría retomarse «el segundo trimestre» de 2016.
En proyectos de la magnitud del TAV, un reto constructivo tremendo en la sinuosa orografía vasca, no es novedoso que haya sobrecostes presupuestarios. Más, obviamente, cuanto más bajo liciten las empresas interesadas en las labores, una práctica cada vez más habitual. Al primer contratiempo hay que revisar el presupuesto porque no hay cash. Según los cálculos de ETS los modificados han elevado hasta la fecha un 7% el coste inicial de las labores y se han ido asumiendo con mayor o menos dificultad.
Pese a los contratiempos que están surgiendo, Euskal Trenbide Sarea (ETS), la sociedad que ejecuta el ramal del TAV en Gipuzkoa, asegura que el año que viene solo quedarán por ejecutar tres de los 17 tramos en los que dividió el enlace Bergara-Astigarraga. Según el último informe trimestral sobre el estado de la obra, publicado el viernes, de los 68,7 kilómetros de ruta hay ya 27 terminados -9 tajos- y se espera culminar otros 24 -7 tramos- durante el presente ejercicio. Si se cumple esta estimación las obras se prolongarán en 2017 -y seguramente en 2018- en las conexiones Hernani-Astigarraga, la más retrasada de todas, Hernialde-Zizurkil -59% de ejecución a estas alturas- y el Zizurkil-Andoain -44%-. El ramal guipuzcoano ha requerido, de momento, una inversión de 1.854 millones de euros.
Las mismas fuentes despejan las suspicacias en torno a una posible desviación de fondos públicos, algo que sí ha ocurrido en la construcción de otros tramos del AVE en España, recordando que la Y pasa una doble fiscalización. Las inyecciones económicas extraordinarias deben recibir primero el aval del Ejecutivo autonómico y luego el de Fomento. Ese último paso es el que falla en los tramos paralizados. Fuentes de Lakua aseguran que las autorizaciones del ministerio se están demorando «en exceso» por el ingente trabajo que se acumula en Madrid. Un atasco burocrático de libro.
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Medida de presión
Es por esto que las obras de la Y vasca acaban registrando situaciones tan llamativas como que hace un par de semanas se inyectaran 7 millones de euros -un 10% del presupuesto de adjudicación- al tramo Andoain-Urnieta, cuya ejecución alcanza ya el 99%. «No paramos las labores a la espera del modificado y ahora solo quedan los remates que Fomento ha tardado meses en autorizar», justifican desde ETS. El problema es que siempre no se puede seguir el tajo como si nada, y el Gobierno vasco ha decidido detener a la vez las obras de tres tramos. Por necesidad... y para hacer notar su molestia por los retrasos burocráticos en Madrid. Una medida de presión ante un ministerio que se aferra a la pretensión de tener el TAV funcionando en 2019.
En medio de ese tira y afloja, tres tramos en stand by desde febrero y otro más, el Zizurkil-Andoain, que se acaba de retomar hace apenas unos días tras llegar el dinero necesario. El Antzuola-Ezkio Itsaso oeste -51.000 euros mensuales de mantenimiento- padece problemas geológicos en el túnel que atraviesa Zumarraga, uno de los mayores puntos negros de las obras del TAV. Hace años padeció derrumbes, corrimientos de tierra, escapes de grisú... ahora hay que afrontar obras imprevistas para arreglar una galería que se «achica» y atacar unas bolsas de metano. Al otro extremo de la galería de Zumarraga, en el tajo Antzuola-Ezkio Itsaso este -63.000 euros mensuales-, el modificado se requiere para adaptar la salida del túnel a un camino vecinal con el que han surgido problemas «de los que no se ven con análisis del terreno». En el Hernialde-Zizurkil -300.000 euros de gasto al mes-, también ha habido que echar el freno porque preocupa «la geotecnia de los túneles», según explican desde ETS.
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