
elcorreo.com
Miércoles, 23 de diciembre 2015, 00:59
Seguro que la escena le resulta familiar. Tan familiar como que podría reproducirse en cientos de colegios. Cada día. Una madre se acerca: «Hola, soy Ana, ¿qué tal? Acabamos de mudarnos de barrio y he cambiado a mis hijos a este cole». La conexión con la persona que escucha es inmediata, porque es un hecho que existen pocos lugares comunes en el que se compartan tantos intereses como en el ocio de nuestros hijos. Ojo a los padres incautos porque puede ser peligroso: no tanto el hablar educadamente con esa mujer que se acerca a nosotros por primera vez para presentarse a las puertas del cole, sino reproducir esa misma disposición en el mundo virtual compartiendo datos personales y de los propios hijos con personas que pueden resultar perfectas desconocidas. Y aún más: dejar que nuestros propios hijos se comporten con la misma confianza en la red.
Publicidad
Este es el punto de partida de una contundente campaña que ha puesto en marcha Alia2, una fundación que lleva años tratando de construir una conciencia colectiva sobre los peligros de Internet y las redes sociales cuando los que están al otro lado son menores. La iniciativa, bautizada con el hastag #tengotunúmero, muestra en apenas un minuto y medio a través de una cámara oculta en la puerta de un cole cómo los propios padres son capaces de comprometer la intimidad de sus hijos en situaciones que parecen inocuas por lo comunes pero que no lo son en absoluto. El ejemplo de esta madre que se acerca a otros para presentarse y de paso conseguir información tendría que dar que pensar: «¿Qué te parece este cole?», pregunta a uno de los incautos a los que se acerca. «Muy bien, estamos contentísimos», le responden amablemente mientras poco a poco van aportando datos de sus hijos, desde los cursos en los que estudian hasta sus nombres y aficiones La madre que protagoniza el vídeo propone, una vez roto el hielo, organizar una merienda para que sus hijos, nuevos en el barrio, se integren.
Respuesta inmediata
La respuesta por parte de los padres va siendo inmediata. «¡Claro!», dicen. Todos le dan sus números de teléfono móvil. Sin dudarlo y sin preocuparse a quién se lo están dando. Los niños salen del cole. Y poco a poco esos padres empiezan a recibir mensajes inquietantes en sus teléfonos: «Después de solo un minuto hablando, he conseguido tu teléfono. Por suerte yo soy sólo una actriz. Si he sido capaz de engañarte a la cara, imagínate cómo pueden engañar a tu hijo a través de Internet». Da que pensar, ¿verdad?
En efecto, la nueva campaña de Alia2 es una cámara oculta a la salida de un colegio con la que se quiere dar un toque de atención a los padres, poniéndolos en una situación comprometida con un extraño y haciéndoles ver que esa misma confianza que mostraron ellos es la que reproducen sus hijos en Internet con otros extraños. Y por lo tanto, eso es lo que hay que controlar; porque los efectos de estos contactos entre niños y desconocidos pueden llegar a ser demoledores.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Encuentran muerta en un río a la actriz Sophie Nyweide
El Norte de Castilla
La NASA premia a una cántabra por su espectacular fotografía de la Luna
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.