![«Estaba tras unos matorrales, lleno de sangre y con una cuchillada en el cuello»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/pre2017/multimedia/noticias/201511/11/media/cortadas/ribero--575x323.jpg)
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Ainhoa De las Heras
Miércoles, 11 de noviembre 2015, 16:46
Evaristo, de 58 años, estuvo el lunes jugando la partida «con los mismos de siempre», en el bar de El Crucero, en la zona de Medina de Pomar, localidad burgalesa limítrofe con Bizkaia. Sobre las siete y media de la tarde, cuando ya había anochecido ... y refrescaba en las Merindades, se marchó. Una hora después, fue encontrado malherido, con dos puñaladas, una en el abdomen y otra en el cuello, sobre el césped, junto a su coche, a unos metros de distancia, en la localidad de El Ribero. ¿Qué ocurrió durante esa escasa hora? ¿Quién pudo intentar matar a Evaristo?
La Guardia Civil investiga la brutal agresión para tratar de localizar a los autores, mientras la víctima ingresó en estado crítico en la Unidad de Reanimación del hospital vizcaíno de Cruces, según confirmaron fuentes del centro sanitario.
Dos vecinos le salvaron la vida. Conocían sus costumbres y algo les extrañó. «Si no nos llegamos a bajar del coche, el pobre hombre se queda ahí, estaría muerto». Evaristo, separado y con dos hijas, es natural de Las Machorras, aunque vive en Espinosa de los Monteros, pero cada día se desplaza a esta zona de las Merindades, situada a unos siete kilómetros de distancia. En la actualidad, se encuentra en paro y cobra alguna ayuda social. Sin embargo, les sorprendió ver su coche, de color amarillo canario, aparcado a la orilla de un río. Estaba junto a un bar que suele frecuentar, pero que cierra los lunes por la tarde «y él lo sabía». También se percataron de que su inseparable gorro vaquero estaba tirado junto a un árbol.
Temiendo que tal vez pudiera haber bebido demasiado y se encontrara mal o incluso que se hubiera caído al agua, se acercaron con el coche y gracias a los focos, le encontraron. «A esa hora aquí ya no se ve nada». Se apearon del vehículo y le llamaron a voces. «¡Evaristo, Evaristo!», pero el hombre «no contestaba». De repente, Javier vio algo que le llamó la atención y se acercó a comprobar de qué se trataba. «Estaba detrás de esos matorrales, lleno de sangre, con una cuchillada en el cuello», señala Javier Rodríguez, uno de los dos vecinos que le hallaron malherido y que además es teniente de alcalde de Barcenillas. Evaristo estaba tumbado sobre la hierba, consciente. «Solo me dijo que le habían apuñalado, nada más; y a los sanitarios, que habían sido dos hombres y una mujer». Javier se fijó en que el asiento del copiloto estaba levantado y había una especie de fular o pañuelo dentro del vehículo.
Los conocidos de Evaristo no encuentran explicación a lo que ha podido ocurrirle, aunque probablemente desconozcan su esfera más íntima. Tratan con él a diario, es un hombre de costumbres. Por la mañana toma «sus mistelas», come a veces en el bar y después, como en un ritual, «se sienta con los de siempre a echar la partida», explica una de las camareras que suele atenderle. «Si tiene alguna deuda será de 20 o 50 euros, y nadie te intenta matar por eso», especulaban ayer en uno de los bares que suele frecuentar. «Es una persona encantadora», opina Javier Rodríguez, que ha compartido con él algunas charlas en torno a un café.
Casualmente, Javier acababa de terminar un curso de primeros auxilios, lo que le sirvió para reaccionar con presteza. «Tenía pulso y respiraba, así que le puse de costado para evitar que pudiera atragantarse», explica el hombre, muy afectado por lo ocurrido. «No he dormido nada en toda la noche de los nervios, pensando en lo que le pudo pasar».
«Estable»
Después, los dos vecinos llamaron al 112 y enseguida llegó una ambulancia y unidades de la Guardia Civil de la zona, que aseguraron la escena y atendieron al herido. Como precisaba de una intervención quirúrgica urgente, fue trasladado al hospital de Cruces, donde ya se encuentra en planta «estable».
Agentes de Inspecciones Oculares de la Guardia Civil recogieron evidencias ayer por la mañana en el paraje en el que fue encontrado el hombre. También se llevaron el vehículo de Evaristo para realizar un examen más en profundidad en busca de pruebas que ayuden a encontrar a los autores de la agresión. Los residentes en la comarca de las Merindades no daban crédito a lo sucedido. «Pero si ésta es una zona de lo más tranquila, yo siempre dejo la casa abierta», confesaba un vecino.
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