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Eider Burgos
Lunes, 27 de julio 2015, 14:31
El aeropuerto de Loiu era un hervidero de medios. Un ir y venir de micrófonos y cámaras expectantes de su llegada. A las 15.20 horas ha aterrizado el primer grupo de jóvenes que ayer de madrugada sufrió un accidente en la localidad francesa de ... Lille. Iban camino de Ámsterdam cuando el vehículo en el viajaban se empotraba en un túnel que no contaba con la altura suficiente. Eran 53 estudiantes; hoy, 40 vuelven a sus casas.
Los que cruzaban a primeras horas de la tarde las puertas de La Paloma lo hacían arropados por sus familiares; a algunos los recibió una tropa de amigos, a los que se abrazaban con fuerza y sonrisas. Presentaban rasguños, alguna magulladura, pero se fundían con sus seres queridos con fuerza y alegría.
No es para menos. Ante los micrófonos, quienes se atrevieron a charlar para los periodistas resaltaban su "suerte", que en esta ocasión ha estado de su lado. No fueron muchos los que se prestaron a hablar, porque la mayoría solo pensaba en llegar a casa. "Ha sido un gran susto, una experiencia más", comenta uno de los recién llegados, con el brazo en cabestrillo. "¿Con ganas de llegar a casa?", le pregunta una periodista. "Ya estamos en casa", contestaba tajante.
"Se despertaron y tenían el cemento encima"
"Íbamos durmiendo recostados, podría haber sido peor", cuenta otro chico. A pesar de lo aparatoso del vendaje que cubre su cabeza, él ya vuelve a casa. "Me queda un amigo en Francia al que han tenido que operarle el brazo. Estábamos un poco preocupados, pero ya me han dicho que está estable y que es posible que hoy vuelva a Vitoria", comenta con alivio, contento de pisar el suelo de La Paloma.
"Estaban dormidos y al despertar se encontraron el techo de cemento justo encima", cuenta Urbano, que espera a su sobrino. Él se enteró del accidente en Zaragoza, aunque no se imaginó la gravedad del asunto hasta un rato después. "Me avisaron de que el autobús se estaba viendo en todas las televisiones, vimos el vehículo Nos llevamos un disgusto muy grande. Yo he sido conductor de autobús, sé lo que es eso, lo he sentido más de cerca". Ahora respira tranquilo sabiendo que su ahijado y sus cuatro amigos, cuadrilla de Galdakao, apenas presentan golpes. "Pero es una pena. Estaban muy ilusionados con este viaje. Estuve en Ámsterdam hace años y les conté todo lo que podían hacer y ver; estaban muy felices por ir allí".
Sarai, de 19 años, estuvo a punto de apuntarse al trayecto. "Lo estuve pensando hasta el último momento, pero al final no fui. Y menos mal", medita. Ella y Arrate esperan a cuatro amigos que sí pusieron rumbo a Holanda. "Cuando nos enteramos pensamos lo peor. Es que no sabíamos ni qué hacer", recuerda la segunda. No han podido hablar mucho con ellos, y la mayor parte de lo que conocen es a través de las familias. "Sabemos que no querían venir a no ser que lo hicieran juntos, porque les separaron en el hospital. Tenían muchas ganas de volver y estar con sus familias. Ayer sí que hablamos por Whatsapp y estaban más tranquilos. Habían hecho migas con otros chicos".
Un traslado a Cruces
Además de por familiares y una tropa de medios, los jóvenes han sido recibidos por una unidad de intervención especializada del Gobierno vasco compuesta por psicólogos y personal del Servicio vasco de Salud, Osakidetza y emergencias. Según ha contado la directora de Acción en el Exterior, Leyre Madariaga, estos tres agentes se han coordinado desde el principio del operativo para atender a las víctimas del accidente en la misma Lille y para traerlos a casa. "En general están todos tranquilos, también las familia. Contentos de que todo haya salido bien y con ganas de volver a casa", ha declarado.
Un equipo del Gobierno vasco permanecerá en la localidad francesa a la espera de poder trasladar a los chavales que aún quedan allí, "poco a poco y en la medida en que cada uno de los hospitalizados se vaya encontrando mejor".
Aunque todos han llegado en un correcto estado de salud, ha habido algunos casos que han "presentado síntomas con el paso de las horas". Al llegar al aeropuerto han sido evaluados y uno de ellos ha sido trasladado al hospital de Cruces para ser evaluado y hacerle un seguimiento, aunque no reviste gravedad. "A todos se les ha dado una serie de indicaciones y recomendaciones", han explicado las autoridades.
El accidente ocurrió hacia las 5.30 horas de ayer domingo, cuando el autobús en el que viajaban 53 estudiantes vascos, dos conductores y cuatro acompañantes, quedó 'decapitado' e incrustado en mitad de un túnel de techo demasiado bajo de Lille. Un total de 13 viajeros siguen ingresados en el hospital universitario de la localidad, aunque fuera de peligro.
El Gobierno vasco ha puesto a disposición de estas personas y sus familiares medios de transporte para llevar hasta su casa a quienes así lo necesiten, según ha informado el portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, tras la reunión semanal del Consejo de Gobierno.
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