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Itsaso Álvarez
Martes, 2 de junio 2015, 00:13
Mariana tiene 12 años. Un jueves por la mañana le comunican que ha sido prometida en matrimonio. Ella es una adolescente normal, le encanta la escuela y se le dan bien todas las asignaturas excepto las matemáticas. La noticia de que pronto será entregada a ... su futuro marido le aterra. "He estado triste desde el primer día en que me dijeron que no podría ir a la escuela y que tengo que casarme. Ya no como tanto como antes. No puedo dormir porque no paro de pensar en mi situación. Ni siquiera salgo por las tardes con mis amigas, porque siempre siento a gente mirándome como a una futura esposa pese a mi edad" dice. Como Mariana, cuyo testimonio recogen los activistas de Plan Internacional, una de las organizaciones internacionales de protección de los derechos de la infancia más grandes del mundo fundada en 1937 en España y presente en 70 países, diez millones de niñas son forzadas a casarse cada año. Algunas con tan sólo ocho y con hombres mucho mayores.
El matrimonio infantil afecta tanto a niños como a niñas, pero mayormente son éstas las que lo sufren. De hecho, las leyes relativas a este tipo de enlaces suelen promover en muchos países esta forma de discriminación, al establecer una edad mínima legal más baja para ellas que para los ellos. Así pues, en 158 naciones la edad legal para contraer matrimonio está fijada en los 18 años. No obstante, en 53 países las niñas pueden casarse legalmente entre uno y tres años antes que los niños. A día de hoy y según datos de Naciones Unidas, en países en vías de desarrollo, una de cada tres niñas contrae matrimonio antes de cumplir 18. Esta práctica es más frecuente en Asia Meridional y África subsahariana, en algunas partes de América Latina, el Caribe y Medio Oriente. Dice la ONU que el matrimonio infantil "es una violación de todos los derechos de las niñas" y que les obliga a "asumir responsabilidades para las cuales no están ni física ni psicológicamente preparadas. Las niñas que son obligadas a casarse se ven atrapadas para el resto de sus vidas en una realidad que equivale a la esclavitud".
Las causas, antes que las consecuencias
Casos como los de Mariana no son tan raros ni esporádicos como pueda creerse. La fotógrafa estadounidense Stephanie Sinclair viajó por el mundo durante una década para documentar el fenómeno de las niñas-novia y sus imágenes se han publicado en numerosas ocasiones. Imaginemos si a nuestras hijas de once o doce años un día al volver de la escuela les decimos que mañana no van a volver a clase, que se van a casar con un hombre que tiene 60 años y que se tienen que ir con él a su pueblo. Las causas del matrimonio infantil son diversas y complejas. Es posible que las familias consideren que es una manera de proteger a las niñas frente a las relaciones sexuales prematrimoniales, el embarazo fuera del matrimonio, la violación e incluso la prostitución. A través de un matrimonio prematuro, creen, se reduce considerablemente el riesgo de incertidumbre con respecto a sus expectativas o de dañar el honor de la familia, lo que no quiere decir que no haya riesgo físico, psicológico y de otro tipo para la propia niña. Lo cierto es que en algunos lugares del mundo las niñas no son consideradas más que depósitos para el honor de la familia y su sexualidad, un riesgo que debe ser controlado y contenido. Sí, hay familias que no están tan preocupadas por el bienestar de las hijas como por su valor económico y no tienen inconveniente en venderlas a sabiendas de que acabarán sufriendo explotación sexual, laboral o violencia doméstica bajo la apariencia del matrimonio.
"Una de las razones por las que ocurre en tantos y tan diferentes lugares es porque en el fondo subyace la idea de que el único rol de las chicas es convertirse en esposas y madres, que por sí mismas carecen de valor. Las niñas pueden llegar a ser consideradas como un bien que se puede comprar o vender, hay lugares donde existe incluso un sistema para establecer un precio", corrobora Lakshmi Sundaram, al frente de una plataforma, Girls Not Brides (niñas, no novias), que en tan sólo dos años ha logrado aglutinar y tender puentes entre unas 300 organizaciones de más de medio centenar de países que están trabajando para poner fin a esta práctica. "Casar a una niña cuando solo tiene 4, 5 ó 6 años, o incluso con 14 ó 15, es básicamente terminar con su vida", ha asegurado Anju Malhotra, asesora principal de UNICEF sobre género y derechos. "El matrimonio le priva de su infancia, esa niña ya no va a jugar más, no va a volver a la escuela, a estar con sus amigos Lo que hará será llevar adelante una casa, cocinar, limpiar, tener hijos, tener sexo con un hombre que es mucho mayor que ella. Es una violación masiva de sus derechos", añade. Además de tratarse de niñas que se convierten en adultos a la fuerza, tienen que demostrar que pueden ser madres y tener hijos. Porque normalmente se quedan embarazadas muy jóvenes y muy a menudo. Estamos hablando de niñas que dan a luz a otro niño. Como no han terminado de desarrollarse físicamente y tienen cinco veces más probabilidades de morir durante el parto o de tener complicaciones.
Testimonios de las pequeñas
En el informe Estado de la población mundial 2013 elaborado por Naciones Unidas está dedicado a la maternidad en la niñez se recogen testimonios estremecedores como estos:
"Tenía 14... Mi mamá y sus hermanas empezaron a preparar la comida y mi papá nos pidió a mis hermanos, a mis hermanas y a mí que nos pusiéramos la mejor ropa porque íbamos a tener una fiesta. Como no sabía qué sucedía, festejaba como todos los demás. Ese día me enteré de que era mi boda y que debía irme con mi marido. Intenté escapar, pero me atraparon. Así que me encontré con un marido tres veces mayor que yo... Se suponía que este casamiento me salvaría del desenfreno. La escuela había terminado, así de simple. Diez meses después estaba con un bebé en mis brazos. Un día decidí escapar, pero acepté quedarme con mi marido si me dejaba volver a la escuela. Tengo tres hijos y estoy en séptimo grado". Clarisse, 17 años. Chad.
"Hacía un año que salía con mi novio. Él solía regalarme dinero y ropa. Quedé embarazada cuanto tenía 13 años. Todavía estaba en la escuela. Mis padres pidieron a mi novio que se quedara en nuestra casa. Él les prometió que me cuidaría. Después de eso se fue. Dejó de llamarme y no tuve más contacto con él. Cuando di a luz a mi bebé, mis padres me cuidaron y me enseñaron a cuidarlo. Todo lo que quiero es volver a la escuela". Ilda, 15 años. Mozambique.
"Me entregaron a mi marido cuando era pequeña y ni siquiera recuerdo cuándo porque era tan pequeña... Fue mi marido quien me crió". Kanas, 18 años. Etiopía.
"Conocía los preservativos pero no le podía pedir a mi marido que los usara. Tenía apenas 16 años cuando me casé y creía que se iba a enojar, ya que yo soy menos educada que él". Pinki, 19 años. India.
Affoué, 13 años. Costa de Marfil. "Mi tío se acostó conmigo. Ya no asisto a la escuela. En la escuela no aceptan a las niñas que quedan embarazadas".
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