¿Puede ser el mismo coche un Seat, un Volkswagen y un Ford?

Tiene nombre de soldado del Señor de los Anillos, pero Esztergom es solo una localidad del norte de Hungría. Allí hay una fábrica de coches que podríamos llamar multimarca. Trabaja para Opel, para Suzuki y para Fiat. No es la única que hace algo parecido. De hecho es relativamente común que algunas plantas hagan automóviles para otras. Lo llamativo de este lugar es que de sus líneas de montaje salen, uno tras otro, dos de los vehículos más similares que hay en el mercado. Sin muchos miramientos más allá de cambiarle el logo de la marca y sin que estas tengan demasiado interés en ocultar lo obvio. El Suzuki SX4 y el Fiat Sedici son mecánicamente idénticos. No cambia en ellos ni la ropa. Como mucho, y haciendo un exceso, el japonés se pone en ocasiones un interior de encaje que no usa el italiano, pero es solo por simular una cierta competencia entre ambos en la red comercial. Fiat ofrece un único acabado y un solo motor tanto para la versión de tracción delantera como la integral. En cambio, Suzuki cuenta con un gasolina y un diésel; y dos acabados. El más fino, el GLX, incluye increíbles diferencias como retrovisores calefactados o la entrada sin llave al habitáculo. Es el hermano de los ojos azules, pero solo eso.

Claro que esta curiosa coincidencia, que sería llamativa si fuera única, es una más de las decenas que hay hoy en día en el mercado, y de los cientos que podríamos encontrar en la historia del automóvil. De hecho, en Estados Unidos es el pan de cada día. Ford ha hecho coches para Lincoln y Buick, y viceversa, desde siempre. No nos llamaba la atención porque no llegaban aquí y porque a fin de cuentas son compañías que pertenecen a la misma corporación. Es lo que aceptamos como obvio hoy al ver un Volkswagen clonado en Seat o Skoda. No obstante, hay que diferenciar lo que es el 'rebadging' o copia bajo licencia del uso de una misma plataforma para distintos vehículos, que sería la forma correcta de referirse a los que hace la francesa PSA. Los esqueletos de cada segmento de gama en Peugeot y Citroën son comunes casi por definición. Estás dos compañías se fusionaron en una y funcionan como tal.

Por supuesto que el fenómeno no es nuevo. En los 60 y 70 del siglo pasado, en una España en pleno despegue industrial, nuestros coches eran todos diseños de Fiat. Por eso nos familiarizamos con el término 'copia bajo licencia'. El Fiat 124 y el Seat 124 eran idénticos. El 131. Si no se les cambiaba ni el nombre. No eran los únicos. Quizá ya no recordamos que el querido 'forfi' que aquí se hacía en Almussafes, en Asia lo producían como Mazda 121 (que iba también a Inglaterra), Suzuki Alto, Kia Pride o Jianang JNJ. Eran otros tiempos.

Vehículos clones

Aunque la táctica se sigue aplicando y nos resulta bastante más áspero cuando son marcas en supuesta competencia en un mismo mercado. El Seat Alhambra, por ejemplo, es un clon del Volkswagen Sharan. Como sucede habitualmente en la gran familia que es el grupo Volkswagen los hermanos pequeños heredan la ropa usada de los mayores. El SeatExeo es un Audi A4 de hace unos años. En otras ocasiones llegan trillizos como el Mii (Seat), el Citigo (Skoda) y el Up! (VW), que pueden considerarse tres niveles de acabado de un mismo coche más que tres modelos diferentes. Cuando se lanzó la primera generación del Sharan, de la planta portuguesa de Palmela, construida junto a Ford, salían tres monovolumenes iguales. El Sharan, el Alhambra y el Ford Galaxy. Desde 2006, el americano se trasladó a la fábrica que los del óvalo tienen en la localidad flamenca de Genk (Bélgica) y se cambió a una nueva plataforma, que comparte con Mondeo y el S-Max.

Los ejemplos de esta monumental crisis de identidad son abrumadores. Así que si está buscando coche compare bien entre estas opciones tan parecidas. Las mecánica no suele cambiar, pero los precios y el equipamiento pueden darle sorpresas de lo más interesantes. Entre otros, oficialmente se considera como vehículos clones que se venden en nuestro país al Chevrolet Volt y el Opel Ampera (en principio uno se vendería en América y el otro en Europa y por eso son exactamente iguales); el Dodge Journey y Fiat Freemont; el Fiat Idea y el Lancia Musa (el gigante lombardo es dueño de Lancia y Alfa Romeo, entre otros); Jeep Grand Cherokee y Dodge Durango; Mitsubishi i, Citroën C-Zero y Peugeot iOn -son varios los modelos de PSA desarrollados junto a Mitsubishi-; Suzuki Ignis y Subaru Justy; Suzuki Splash y Opel Agila y, por último, el Toyota Aigo, el Citroën C1 y el Peugeot 107.

Todos ellos son vehículos, en muchos casos, diseñados por las mismas mentes y fabricados por las mismas manos, que se muestran en el mercado como alternativas para un mismo cliente. Si uno se fija en las furgonetas comerciales, los ejemplos dan para un libro. En ocasiones, porque una marca pide permiso a otra para hacerlo (cada vez más en desuso). Sucede también que una casa matriz comparte plataformas y componentes en sus filiales (Volkswagen, PSA, Fiat) y finalmente, la opción más de moda en los últimos tiempos de concentración, la colaboración temporal entre dos marcas para sacar adelante nuevos (y quizá arriesgados) proyectos. ¿Les suena un flamante pick up que Mercedes pondrá en las carreteras próximamente? Se fabricará en Barcelona, en la línea de montaje de Nissan. Llevará componentes y acabados que ya se han visto en la furgoneta que se hace en Vitoria y computará como un modelo más de la división de furgonetas de la compañía alemana. Sin embargo, la mano de obra, la plataforma y la mecánica la aporta Nissan, que tiene años de experiencia en el segmento y que también acaba de lanzar su nuevo modelo. Los mismos coches, distintos collares. Y en ocasiones, ni eso.