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ANTONIO CORBILLÓN
Domingo, 3 de mayo 2015, 01:53
Dicen que el Camino de Santiago te llama al menos tres veces en la vida. A la norteamericana Denise Pikka Thiem le pilló en París en marzo. Se desplazó hasta Pamplona, donde inició la ruta francesa, la más habitual, el día 6. Fue quemando etapas ... y contándolas en las redes sociales. Imágenes y notas breves tan convencionales como las de cualquier otro peregrino. Hasta que llegó a Astorga (León) el sábado 4 de abril, pernoctó en el albergue de San Javier, uno de los más clásicos, y decidió asistir a la procesión del Domingo de Resurrección. Desde entonces, todo es silencio. Ni rastro de esta mujer en una ruta donde los caminantes de ojos rasgados (Denisenació en Hong Kong) hace mucho que han dejado de ser una novedad.
"La vida sigue igual. No he escuchado nada que se salga de la rutina, aunque es cierto que está la zona llena de carteles de esta mujer", resume el hospitalero de guardia en el albergue de San Javier, siempre desbordado por la demanda de literas. Con el buen tiempo, la temporada empieza a saturarse. Solo el pasado jueves, cerca de 200 peregrinos hicieron noche en esta localidad, presidida por el imponente Palacio Episcopal de Gaudí. Astorga es un punto clave antes de atacar las duras etapas del monte Foncebadón y El Bierzo camino de Galicia. Y en el entorno de la ruta jacobea no ocultan cierta preocupación por este extraño episodio. "La atmósfera propia de esta ruta es de tranquilidad. En los últimos 25 años no hemos tenido jamás un caso violento. Y hasta que no se aclare este hecho no sabremos si puede tener algún efecto", resume el sentir general el presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Astorga, Juan Carlos Pérez.
Aunque originaria de la excolonia británica, donde nació hace 41 años, Denise P. Thiem residía en Phoenix (Arizona). Tras quedarse en el paro, juntó todo su dinero, preparó la mochila y a mediados de diciembre del pasado año decidió satisfacer su alma viajera. Empezó por los lugares que le recordaban su origen asiático, como Manila, Camboya o Singapur. Después saltó a París y allí le llegó esa llamada que le empujó a recorrer la senda que lleva hasta Finisterre.
Como tantos otros viajaba sola, compartía momentos con los demás caminantes y los documentaba en internet, donde firmaba como "Arizona", en honor a su lugar de origen. Metódica, sacaba 50 euros de algún cajero cada semana y hablaba con su hermano Cedric por Skype cada cuatro días. Fue la ruptura de esa disciplina la que alertó a su familia. Desde el 1 de abril no ha vuelto a conectarse. Y su último correo electrónico fue el día 4, desde un cibercafé, para su amiga Lindsay: contaba que echaba de menos su casa, a la que deseaba volver en cuanto llegara a la meta de la plaza del Obradoiro. "Le di un par de días porque pensé que estaría cansada o no encontraba wifi para conectarse. Luego comprendí que no se conectaba con nadie y decidí venir a España", explica su hermano desde un hotel de Astorga, en el que se ha instalado a la espera de acontecimientos. Cedric denunció su desaparición nada más desembarcar en Barajas el día 20.
Crecen los temores
A partir de ese día, la Policía Nacional y la Guardia Civil reconstruyen sus pasos para intentar localizarla. Su caminar se perdió a partir de las 12.30 horas de aquel domingo que cerraba la Semana Santa, cuando decidió visitar una iglesia aledaña a la Catedral de Astorga, tal y como le comentó a un par de peregrinas alemanas. También les dijo que después pensaba seguir hasta El Ganso, a 14 kilómetros. En ese itinerario hay albergues como el de Santa Catalina de Somoza. Su dueño, Francisco Geijo, reconoce que hay gente que se cansa y deja el Camino. "Pero no de esta forma. Algo le tiene que haber pasado", se teme. Un temor reforzado por la información facilitada por su hermano: al parecer, Denise sufre algún tipo de lesión cardíaca.
Por las calles de la capital de la Maragatería acompañó a la mujer Giorgio Candoni, un peregrino italiano sesentón y barba cana. Su testimonio era una de las grandes esperanzas de los investigadores. Candoni siguió su ruta en solitario, llegó a la capital gallega y regreso a Italia. Fue localizado el pasado miércoles. Recordaba a Denise. También publicaba un diario digital de su ruta en el que no aparecen referencias ni foto alguna de la desaparecida. Pero poco más ha podido aportar.
Mientras la Policía, Protección Civil y voluntarios, incluidos varios motoristas astorganos, continuaban con las batidas por esta zona montañosa y de denso arbolado, un dato descorazonador se instaló ayer tarde en el ambiente. Otras peregrinas han denunciado que "fueron hostigadas" por desconocidos antes del 5 de abril, día de la desaparición. El dato ha puesto "muy nervioso" a Cedric que sigue "rezando y deseando que el trabajo tan duro de tanta gente dé resultado", informa la agencia "Ical". Cedric no quiere dejarse atrapar por los "pensamientos negativos". Los miles de caminantes llamados cada año a la ruta más vieja de Europa tampoco.
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