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Pablo Iglesias lleva varias pulseras en su muñeca.
El poder en la muñeca

El poder en la muñeca

Las pulseras se han convertido en un instrumento más de campaña para los políticos y personajes públicos que abanderan causas, reafirman su ideología, o se muestran más cercanos y comprometidos gracias a este pequeño complemento que asoma tímido bajo una pulcra camisa

Marta Madruga

Martes, 14 de abril 2015, 18:14

Inmersos en la era de lo visual, en la que un solo hay un segundo para causar una buena primera impresión y otro para desmoronarla, un candidato puede ganar un debate por llevar mejor combinada la corbata o por mostrar una sonrisa de dientes más ... blancos. Se traza un escenario en el que los asesores de campaña miran más allá del acalorado discurso, atentos a los gestos, el color de la ropa, el pelo entrado en canas e incluso, a las muñecas de sus candidatos. Sí, la muñeca, porque un adorno casi insignificante como una pulsera no pasa desapercibido y convierte a su portador en abanderado de su propia causa. "Estos complementos personales tienen una fuerte connotación factual, permiten a los políticos acercarcarse al ciudadano y relajar su imagen, dejando claro que tienen compromisos, además de familia y amigos", explica la asesora de imagen, María Uranga.

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