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jon uriarte
Sábado, 7 de marzo 2015, 01:32
Un informe del Parlamento británico recomienda reclutar a más mujeres espías para combatir las amenazas a la seguridad nacional de su país. Hasta aquí nada raro. Pero hay más. Si buscan entre sus 63 páginas, el informe deja claro que no sólo son excelentes para ... ejercer de espías, sino que hay un nuevo perfil entre ellas de sumo interés. Las madres y mujeres de mediana edad que se hayan tomado unos años para criar a sus hijos o para trabajar, dejando por ello sus estudios. El motivo es que pueden ofrecer un interesante campo de reclutamiento no explotado hasta ahora. Nada de Mataharis con ligas que sostienen cuchillos o pistolas. Lo suyo es no llamar la atención. Y, puestos, tener experiencia en sacar información sin que se note.
El domingo es el Día internacional de la Mujer y muchos serán los actos de una fecha que no debería existir, si no fuera porque el mundo sigue siendo machista. De ahí que esta noticia tenga su aquél. Ya, si les pagaran lo mismo que a los hombres por espiar, sería perfecto. Porque esa es otra. Pero no estamos aquí para ponernos serios, sino para sacar punta al tema y compartir un piscolabis. Servidor pertenece al grupo de seguidores de James Bond. De hecho, me gustaba más antes del llorón de Craig. O se es absurdo, o no se es 007. La gracia del asunto siempre estuvo en que no se despeinara al lanzarse de un avión o tras cargarse a doscientos enemigos de su Majestad subido a un tanque. Incluso su teatral, irreal y chulesco ligar tenía su punto. Era tan falso que no te podías enfadar. Lo que me lleva a otra noticia que ha coincidido en el tiempo.
Una madre disfrazó a su hijo del protagonista de '50 sombras de Grey'. Esto ya es raro. Urge saber cómo era el vestuario, porque el mozo o va de traje o en pelota picada. Pero sigamos. El colegio de Manchester al que va excluyó al chaval de la foto de la clase por considerar que su disfraz era inapropiado. Días atrás, aquí viene la clave, los docentes habían aconsejado a la madre que lo vistiera de James Bond. Una recomendación que consideró inaceptable dado que el agente es "un promiscuo y un asesino". Como argumento no le pondremos objeción. Pero me gustaría saber qué le dijo a su hijo sobre el disfraz.-Es de un señor que juega a médicos, con una amiguita, pero con esposas y otros juguetes chulos. El año que viene vas de Spiderman pero hoy ponte éste-. No lo veo. Con todo, no deja de resultar curioso que le cabreara tanto un personaje de ficción que no se toma en serio nadie. O quizá sí.
El mujeriego y bebedor de James Bond tiene los días contados. Está desfasado, gasta mucho en tintorería y tanto vodka con martini machaca el hígado al más pintado. Sobre todo a ciertas edades. En el MI6 consideran que una mujer con hijos sabe lo que es sacar mucho mejor la información de 007. Doy fe. Mi madre antes de abrir el sobre de notas ya sabía cuantas había cateado. Y eso no lo supera Bond ni aunque viva mil años. Ya en serio, han sido muchas las mujeres que arriesgaron sus vidas en labores de espionaje. Por ejemplo una que trabajó para el servicio secreto británico durante la Segunda Guerra Mundial. Se llamaba Andrée de Jongh. Y fue agente infiltrada... en Bilbao.
En agosto de 1941 esta enfermera belga se presentó en el Consulado británico de la villa. Le acompañaban un piloto de la RAF y dos compatriotas a los que había sacado de una Bélgica ocupada por los nazis. Pertenecía a la resistencia. Su madre ya había sido condenada a muerte por un tribunal alemán durante la Primera Guerra Mundial. Y decidió viajar a Bilbao. Muchos soldados aliados eran detenidos en los Pirineos cuando intentaban huir de Francia y acababan siendo devueltos a los nazis o en cárceles españolas. Así que decidió crear una ruta hasta Gibraltar, y de allí a Inglaterra. En dos años 118 pilotos fueron evacuados. Habrían sido más si no la hubieran detenido. Tras ser condenada a muerte fue encerrada en Ravensbrück y Mauthausen. Pero el sistema de evacuación siguió adelante. Consiguieron sacar a 770 personas más. Hablamos de la acción de escape más exitosa de la Resistencia durante la II Guerra Mundial. Y la ideó y lideró una mujer. Lo que nos lleva al principio.
Si alguien puede acabar con James Bond, no será esa señora llamándole promiscuo y asesino y prohibiendo su disfraz. Sino las mujeres espía. Sobre todo las madres y mujeres de mediana edad que han vivido y luchado en esta vida donde el "Dr No" se les aparece en cualquier esquina desde que el mundo es mundo. Algo me dice que triunfarán. De hecho, la única persona a la que nunca engañó 007 fue Mony Penny. Esperen que no fuera ella la verdadera espía y James el chico de los recados.
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